miércoles, 16 de abril de 2008

relato Nº 5


Julia
Eran las tres de la tarde cuando salía de mi casa. Media hora antes me revolvía entre las sábanas decidiendo si ducharme o llamar a la oficina para decir que estaba enferma. La verdad es que no me pasaba nada, físicamente quiero decir. El problema estaba dentro de mi y empezaba a cansarme, tanto, que desde hacía algunas semanas, incluso meses, yo no era yo sino simplemente una silueta difuminada de mi misma. Sin ánimo, sin ganas de hacer algo, sin esperanza. Había perdido los motivos para salir de la cama.

Ni me duché, ni desayuné. Sería mejor esperar a la hora de comer, aunque ya casi tocase tomar el té. Me puse lo primero que vi tirado en el suelo de la habitación utilizando como criterio la intensidad de su olor. Lo único que me importaba de verdad era no perder las gafas de sol. Bajé las escaleras del metro, apagué el cigarrillo y saqué mi abono. En el majestuoso andén de la linea 10 dirección Puerta del Sur apenas unos cuantos perdedores como yo que seguramente iban a trabajar, a perder los mejores años de su vida en una ocupación que les proporcionaba dinero que gastar y mucho tedio. En realidad los trabajadores somos adictos. No podemos salir de ese círculo demoniaco en el que gastar es el requisito para existir, pero para gastar tienes que ganar y para ganar debes trabajar, así que para existir es imprescindible trabajar.

Puse fin a esta pequeña disertación interna cuando el tren entró en la estación. Mi máxima excitación en los últimos días era apostar conmigo misma si la puerta del vagón coincidiría con donde me había situado. Normalmente perdía, pero luego descubrí que sólo había que fijarse en qué zonas de la línea amarilla el color estaba ennegrecido. Aquel descubrimiento acabó con la incertidumbre. Entré en el vagón excesivamente refrigerado y horrorosamente iluminado. Poca gente y mucho desánimo. Me senté junto a un hombre que tenía la mirada perdida pero un gesto afable que inspiraba confianza. Me transmitió seguridad, tranquilidad, una agradable y extraña sensación que me relajó. Comencé a mirarlo timidamente, pocos segundos, de lado, desviando la mirada. Nunca me ha gustado la indiscreción y por supuesto nunca la he practicado, pero aquel hombre... era diferente. Su mirada seguía clavada en el horizonte acristalado del vagón cuando decidí que el sería el depósito de mis penas durante tres paradas.

"No quiero ir a trabajar. Bueno, en realidad el trabajo es lo de menos, de hecho es lo único que me obliga a salir de casa. Si no trabajase estaría todo el día en la cama que es lo único que se me da bien. Dormir y consumir poco oxígeno. ¿Novio? No tengo de eso desde hace algunos años. No, no es asunto de amor. Nadie es tan importante como para dejar querer de vivir, si acaso uno mismo, pero yo quiero seguir aquí aunque me gustaría que fuese de otra manera. ¿Sabe?. No veo ningún sentido a todo esto, no sé si me entiende, a cómo está montado todo este asunto. ¿En que gastamos el tiempo?. En aprender, en crecer, en perder y en morir que, la verdad sea dicha, me parece lo más surrealista de todo. No entiendo porqué tenemos que saberlo, lo de morir me refiero. Si el final es inevitable, ¿para qué tanto lío con lo que sabemos que es cierto?. Imaginese. Viviré cerca de setenta años...no, eso es muy optimista...cincuenta, ¿vale? cincuenta años. Ya he perdido la mitad en las ideas que nunca se hicieron reales y en las que nunca pensé, todo un triunfo. Ahora tengo un trabajo que odio, una familia que detesto y unos amigos a los que les da miedo coger un avión. ¿Los chicos?. Con ese asunto daríamos dos vuelta a la 6, así que mejor dejémoslo. Pero claro, si algo he aprendido es que muchos problemas no están más que en uno mismo. Culpar a los demás no es realista. No se si será verdad o simplemente un mecanismo para que nos fustiguemos internamente y dejemos tranquilos al resto de seres humanos, pero joder, echar la culpa al entorno es lo más gratificante del mundo. Ni siquiera eso. El dolor interno, apretar los dientes y sufrir, como si esto siguiese siendo un valle de lágrimas... en fin...creo que ésta es mi parada... gracias por escucharme... ha sido usted muy amable".

Salí del vagón con la sensación de pesar diez Kilos menos. Pobre hombre, no había dejado que dijese nada, pero para uno que escucha debía aprovecharlo. Llegué a la oficina de buen humor y trabajar no resultó tan penoso como el resto de mi vida aunque sabía que el impulso del desahogo no sería eterno. Al día siguiente no había rastro de él. Un nuevo día, un día menos para el final, un día anónimo que empezaba igual que los demás. Bajé al metro, entré en el vagón, me senté sola. En el asiento de al lado uno de esos periódicos gratuitos sobados. Lo abrí, pasé las páginas sin atender a la letra pero en la séptima una me impresionó: "Un hombre viaja muerto siete horas en un vagón de Metro". Seguí leyendo para no sentirme estúpida, aunque a decir verdad habría que contar el número de personas que hablaron con él. Él sí sabía escuchar.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Me he leido todos los relatos y este es el que más me ha gustado. Así que mi voto va para el relato nº 5. Creo que refleja muy bien la soledad de la sociedad en la que vivimos. La protagonista se libera del peso de vivir hablando con un muerto consiguiendo una satisfacción temporal que los vivos no le aportan. ¿Qué pasa con lo vivos?.

pfp dijo...

eso, eso, ¿que pasa con los vivos?, yo por los relatos que voy recibiendo creo que estamos muy vivos, con ganas de comunicarnos y contar cosas.
anon¿mo, ¿tú no te animas? el voto te lo conservo, pero ¡ojo¡ que vas a tener que dar más,(los votos seran de un punto , de dos puntos, y de tres puntos, oséa se vota a tres relatos, con tres calificaciones, así será más facil y más equilibrado para que nadie se quede sin puntuación.
Los relatos siguen llegando así que ¡al loro¡

Anónimo dijo...

un poco lobo estepario este último, pero muy bueno!!

fdo.: harry haller

Anónimo dijo...

No me guardes el voto porque veo que diariamente hay relatos nuevos así que cuando haya leido todos daré mis tres votos, no quiero precipitarme.
Me encataría tener tiempo para escribir a ver si me pongo que me parece muy sugerente la noticia que has propuesto.
fdo: Nahid

pfp dijo...

Bienvenido Nahid, saca un ratillo y ponte, seguro que tienes algo interesante que contarnos. Saludos afectuosos

Anónimo dijo...

Tal vez supo todo de ti a través de tus pensamientos... pero no lo sabrás nunca... ¿nunca?