martes, 28 de junio de 2011

negro hormiga, Grecia




Grecia y su actual talón de Aquiles, la Economía. Negro muy negro.

Fotografía: Escena parcial que consagra a Exequias, pintor y ceramista ateniense del siglo VI a.C, como el artista de vasos más importante e influyente entre los que cultivaron la técnica de figuras negras. Las dos figuras aparecen dibujadas con elevada precisión en una disposición elegante y equilibrada, en ella aparecen Aquiles y Áyax jugando a los dados.


De las nueve obras que se sabe fueron pintadas por Exequias, ésta es la más destacable y relevante, donde sobresale su estilo más personal basado en la estilización, la plasticidad y el cromatismo de la composición. Aparte del virtuosismo en la reproducción de los detalles, resulta admirable la veracidad de la escena, sobre todo, por la manifestación de la tensión interior de los personajes al debatir los lances de las tiradas.


La técnica de figuras negras partía de un esquematismo que progresivamente experimentaría una transformación hasta el desarrollo de los modos más libres y naturalistas de la técnica de figuras rojas. Esta, y otras obras, muestran como los vasos griegos no eran simples creaciones utilitarias, sino que a menudo eran verdaderas obras de arte. La cerámica griega no sobresalió únicamente por la riqueza y variedad de sus elementos decorativos sino también por la diversidad formal de los recipientes y por la complejidad estructural de algunos de ellos, cada vaso tenía sus funciones específicas y a ellas se adaptaba su configuración.


Procedente de Vulci, esta ánfora realizada con terracota hacia el 550-530 a.C, se guarda en el Museo del Vaticano, en Roma.




viernes, 24 de junio de 2011

rojo





Él, eligió el rojo, el color de las cerezas en verano...






Fotografía: obra del artista Esteban Vicente, Turégano Segovia 1903- Long Island 2001. En 1921 comienza a estudiar en la Escuela de BB.AA. de San Fernando en Madrid, donde se relacionará durante esa etapa con miembros de la Residencia de Estudiantes, como García Lorca, Alberti, Buñuel, Juan R. Jiménez, etc.
En esta etapa su obra se enmarca dentro de lo que se denominaba “pintores poetas”, ya que constituían un contrapunto plástico a la poesía de los que acabarán formando la “Generación del 27”. En 1929 marcha a París, donde coincidirá con artistas de la talla de Picasso, Dufy o Marx Ernst.
En 1936, tras un pequeño período trabajando para la República, y casado con una estadounidense marcha a Nueva York, nacionalizándose americano en 1940.
Allí entabla relación con artistas como Rothko, De Kooning, Pollock, Kline y Newman, así como con críticos como Harold Rosenberg, con los que le llega a unir gran amistad. Después de una crisis creativa, su obra desemboca en el Expresionismo abstracto. Gracias a este nuevo rumbo artístico consolida un estilo muy personal e inconfundible, a base de armonías cromáticas vibrantes sobre estructuras vagamente geométricas, sencillas y equilibradas, evitando las formas, incluso las líneas, eliminando el dibujo para concentrarse en la pintura.
La singularidad de Esteban Vicente en el Expresionismo abstracto americano se da fundamentalmente en sus collages, técnica que empieza a utilizar a comienzos de los años 50 y aunque reconocido como un pintor excelente, sus collages alcanzan el rango de excepcionales.



Fue seleccionado para formar parte de las exposiciones más significativas del periodo, lo que hizo que se ganara un nombre dentro de la Primera Generación del Expresionismo Abstracto Norteamericano, al tiempo que desarrolló una importante labor pedagógica en las universidades más prestigiosas de EE.UU.
En 1986 viajó a España, donde su obra era casi desconocida, hasta que en 1987, se realiza una muestra antológica de su obra: “Esteban Vicente, pinturas y collages 1925-1985”. En 1990 se le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. En 1997 se celebró una retrospectiva en el Museo Reina Sofía y en 1998 se inauguró el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente en Segovia.

domingo, 19 de junio de 2011

Jean Dubuffet, un artista indignado


La ocupación nazi de París en 1940 culminó un periodo de terribles certezas e incertidumbres, que tuvo nefastas consecuencias también para el mundo del arte europeo, tal como se puso de manifiesto en el cierre de muchos museos y galerias y en el exilio hacia América de la mayoría de los artistas más siginificativos de preguerra, fuesen abstractos, constructivistas o surrealistas, la mayoría de ellos calificados por el régimen nazi de degenerados. Pero el abandono no fue total y el propio sistema pronto generó respuestas a la dramática situación. Al cese de las hostilidades bélicas se sucedió una progresiva normalización cultural que permitió una recuperación paulatina del ambiente artístico, que forzosamente se vió sometido a grandes cambios después de sufrir el gran trauma de la guerra.



Fotografía: obra de Jean Dubuffet Le Havre 1901- Paris 1985, pionero en investigar las posibilidades expresivas de la materia en su forma bruta, defendió una forma de arte expontánea y brutal, acuñó el término Art brut para definir un arte antidecorativo que no solo atentaba contra el buen gusto burgués sino también contra el refinamiento en el que habían caído las vanguardias, una reacción además a las rigideces de la abastracción geométrica y a la noción tradicional de belleza y contra el artísta -al que acusaba de haberse instalado en la concha del arte-.

sábado, 11 de junio de 2011

johanna Schopenhauer




Johanna Schopenhauer (Dánzig, 1766-Jena, 1838), madre del filósofo Arthur Schopenhauer, fue al parecer la primera autora alemana que adoptó la escritura como profesión. Es una de las primeras mujeres que firmaron sus obras con su propio nombre, rechanzándo los seudónimos a los que recurrían otras autoras para hacerse pasar por varones, y escribir con más libertad, puesto que en su época, como es sabido, existían serios prejuicios contra "las escritoras e intelectuales femeninas". Recibió desde niña una esmerada e inusual educación a cargo de un clérigo escocés amigo de su familia, que le enseñó inglés, geografía, astronomía y otras disciplinas afines, poco habituales en la educación de una niña de entonces; con otros preceptores aprendió también lenguas clásicas e historia. Pero sobretodo amó la literatura desde edad temprana: Shakespeare, Voltaire, los clásicos.



Siendo todavía muy joven se casó con el maduro Heinrich Floris Schopenhauer, padre de sus dos hijos Arthur y Adele. Con Arthur mantuvo una dificil relación, tenían continuamente serias disputas, bien por divergencias intelectuales como familiares y sociales, que desencadenaron en una ruptura definitiva al expulsar literalmente a Arthur de su casa, harta de tantas riñas y del dificil temperamento de su hijo. Años más tarde el filósofo se vengará cruelmente de Johanna y del género femenino en el tomo segundo de su obra Parerga y paralipómena, con el malicioso ensayito titulado: "Über die Weiber", "Sobre las mujeres".

Su hija Adele sin embargo, fue su más firme apoyo tras la muerte de su esposo. Junto a éste había conocido la riqueza y buena parte de Europa, posteriormente ya viuda, conoció la escasez, la miseria casi, a causa de un inesperado reves de su fortuna, de la que apenas pudo salvar una pequeña renta.



Fue a consecuencia de la pérdida de sus cuantiosos bienes, cuando inició su carrera como escritora en 1810 con la biografía de un amigo suyo; el erutido Carl Ludwig Fernow, a la que siguieron relatos, misceláneas, libros de viaje y novelas. Disfrutó durante casi dos décadas de reconocimiento público como escritora, y de un relativo éxito de ventas, al que contribuyó Goethe, -viejo amigo suyo- con sus elogios.


Sus últimos años, estuvieron marcados por la enfermedad y por graves apuros económicos, la lucha que sostuvo con sus editores fue de antología, pero aún mantuvo fuerzas para iniciar la redacción de sus memorias, confiando que éstas le devolvieran parte de la pasada fama a la que se aferraba, pero ya fue tarde, en abril de 1838 sufrió un colapso nervioso múltiple que le provocó la muerte. Desde su ruptura nunca volvió a verse con su hijo Arthur, solo próxima ya a la muerte se intercambiaron alguna carta ocasional.



Fotografía: La lectora, obra de Jean-Honoré Fragonard 1732– 1806



miércoles, 8 de junio de 2011

la Escritura o la Vida

“Un día soleado de invierno, en diciembre de 1945, me encontré ante la tesitura de tener que escoger entre la escritura o la vida. Quien tenía que escoger era yo, yo solo.”





“La literatura tan sólo es posible tras una primera ascesis mediante la cual el individuo transforma y asimila sus recuerdos dolorosos, al mismo tiempo que construye su personalidad.”


“A veces un dolor agudo como la punta de un estilete me había asestado un golpe en el corazón.” “Nadie puede ponerse en tu lugar, pensaba yo, ni siquiera imaginar tu lugar, tu arraigo en la nada, tu mortaja en el cielo, tu singularidad mortífera. Nadie puede imaginar… tu cansancio de la vida, tu avidez de vivir.”"Llegaría un día, relativamente cercano, en el que ya no quedaría ningún superviviente de Buchenwald. Ya nadie sería capaz de decir, con palabras surgidas de la memoria carnal y no de una reconstrucción retórica, lo que habrán sido el hambre, el sueño, la angustia, la presencia cegadora de Mal absoluto. Ya nadie tendría en su alma y en su cerebro, indeleble, el olor a carne quemada de los hornos crematorios."


"... Y si no se apropian de esa memoria los novelistas, o los poetas, ¿cómo va a continuar?"




Texto: La escritura o la vida, fragmentos, Jorge Semprun (Madrid 10 de diciembre de 1923- París 7 de junio de 2011)








Fotografía: El grito, obra de Edward Munch



enviado por Okupa http://www.youtube.com/watch?v=xmLmKJ-CPk0 gracias y besos

domingo, 5 de junio de 2011

Cecilia Gallerani


Cecilia Gallerani nació en Siena, en el seno de una familia que no pertenecía a la nobleza y que se estableció en Milán. Bella e inteligente, apareció en la corte de Ludovico el Moro a principios de 1489. Gracias a sus grandes dotes, sobre todo para la literatura y la música, fue llamada «Musa» y «Donna docta», y comparada con destacadas mujeres de la Antigüedad como Aspasia de Mileto (esposa de Pericles) o Asiotea (alumna de Platón). Con su atractiva personalidad, no tardó en participar en las tertulias filosóficas y otras actividades de la humanista corte milanesa. Al poco tiempo se convirtió en amante oficial del duque, que llevaba mucho tiempo casado pro verba con Beatrice d’Este, hija menor de Ercole I d’Este, duque de Ferrara. La ceremonia de la boda estaba fijada para el año 1490, pero Ludovico, concentrado en su relación amorosa con Cecilia, la retrasó una y otra vez para disgusto de su futuro suegro. En noviembre de 1490 el embajador ferrarés, Giacomo Trotti, informó al duque de que Ludovico estaba muy ocupado con su amante, quien no sólo era «bella como una flor» sino que además estaba embarazada.



La boda de Ludovico con Beatrice se celebró finalmente el 16 de enero de 1491, y poco después, el 3 de mayo de ese año, Cecilia Gallerani dio a luz al hijo de Ludovico, quien recibió el nombre de Cesare. Con este motivo el duque obsequió a Cecilia con unas propiedades en Saronno, pero la mantuvo junto con su hijo en la corte durante unos meses más, lo que le acarreó numerosas críticas. Al final, presionado por su esposa y su suegro, decidió casar a su amante con Ludovico Carminati de Brambilla, conde de Bergamino, y enviarla junto con su hijo al palacio de Carmagnola, su regalo para el pequeño Cesare. Cecilia murió en 1536, a la edad aproximada de 63 años, celebrada como poeta en italiano y en latín, elogiada por el novelista Matteo Bandello como «gran lume de la lingua italiana». Por desgracia no se conserva ningún poema suyo.




Fuente del texto: Polonia Tesoros y colecciones artísticas. Palacio Real de Madrid



Fotografía: Dama del armiño, obra de Leonardo da Vinci.

miércoles, 1 de junio de 2011

El arte libre de Goya




En 1819, a los setenta y tres años de edad, Goya compra una quinta en las afueras de Madrid con el fin de recluirse, sordo y decepcionado, quizá con el fin de distanciarse de un ambiente político inestable que contrariaba sus creencias liberales y apartarse a un tiempo -vivía entonces con Leocadia, su joven amante, y con la hija de ambos- de las convenciones sociales. Para decorar los muros de los salones principales de la casa , el pintor aragonés realizó una serie de amables paisajes campestres cuya existencia, según recientes investigaciones radiográficas, se adivina bajo las imágenes actuales. Las Pinturas negras, que ahora contemplamos fueron pintadas sobre luminosos y líricos paisajes habiendo transformado el pintor tan amable compañía, abruptamente, en un espacio de terror y de pesadilla, cabiendo preguntarse qué circunstancia obligó a Goya a modificar la composición inicial. Lo cierto es que precisamente en el año 1820, cuando se supone Goya comenzó la decoración de la Quinta del Sordo, acontece la sublevación del general Riego, promotor de una recobrada libertad. El regreso al feroz absolutismo, así como la grave enfermedad que sufrió el pintor en aquella época provocó probablemente un grave traumatismo en el espíritu del pintor. [...]




Las pinturas fueron realizadas directamente sobre el muro mediante una técnica que alterna la levedad con la densidad: grandes empastes y pinceladas muy cargadas de materia se superponen sobre bases generalmente sombrías que velan las primeras pinturas de paisajes. Todo ello realizado con una extrema economía de medios, dentro de una gama de colores limitada a los negros, blancos amarillentos, rojos o pardos, con alguna intervención de ocre y de azul.


El conjunto de pinturas de la Quinta del sordo constituye sin duda el más sobrecogedor del arte español, siendo también uno de los ejemplos de expresividad más significativos y extremosos de la historia del arte, anticipándose de forma magistral a conceptos expresivos que solamente en nuestros siglo tendrán verdadera ejemplificación. Son además, uno de los pocos ejemplos, quizá el único hasta el advenimiento del siglo XX, de una pintura hecha para sí mismo y no para los demás. Fueron realizadas por el pintor para el pintor, para vivir rodeado de ellas, y no para ser mostradas y comunicarse con ellas. Es precisamente su carácter especialísimo de inutilidad social, egoísta y personal, lo que les confiere su aura de autenticidad liberatriz; fueron -y lo continúan siendo- libertarias ya que no habían sido condicionadas por el juicio ajeno, ni destinadas a ser juzgadas, admiradas y comprendidas. Constituyen una isla aparte en la historia del arte: no concuerdan si quiera con el arte por el arte, sino con el arte para sí mismo. No fueron destinadas más que a su propio destino.








Texto: Antonio Saura. Fijeza, El perro de Goya. Galaxia Gutenberg. Barcelona 1999






Fotografía: “Duelo a garrotazos” una de las pinturas negras realizadas por Goya para decorar las salas principales de la Quinta del sordo, donde vivió, desde 1819 hasta 1824. La sala superior era donde estaba colocada la obra, compartiendo la pared con las Parcas.