miércoles, 30 de junio de 2010

los maestros de Turner


Con el título TURNER Y LOS MAESTROS, El Museo del Prado ha inaugurado una magnífica, interesante, y muy pedagógica exposición:
El espectador puede percibir en ella a través de las 80 obras seleccionadas, el vínculo de Turner con grandes maestros de la pintura antigua, a los que estudió con rigor y profundidad, el modo personalísimo con el que asimiló e interpretó su influencia. Pintura veneciana del siglo XVI, (Tiziano, Veronés), paisaje clasicista francés, (Caludio de Lorena, Poussin), escuela Holandesa, (Rembrandt, Ruysdael), pintura Flamenca, (Rubens, Teniers), sorprende también encontrar los pequeños formatos de Wateau, y otros pintores británicos más próximos a él, como Gainsborough, David Wilkie, etc.

Todos estos grandes maestros desempeñaron un papel relevante en la creación de su propio estilo de madurez.


"Joseph Mallord William Turner (1775-1851)[...] Cuando legó sus cuadros y bocetos a la nación, puso como condición que uno de ellos permaneciera siempre colgado al lado de una obra de Claude Lorrain. Turner no se hizo mucha justicia a sí mismo incitando a esta comparación. La belleza de los cuadros de Claude Lorrain reside en su serenidad y sencillez apacible, en la claridad y precisión de su mundo de ensueño y en la ausencia de efectos estridentes. Turner tuvo, también, visiones de un mundo fantástico bañado en luz y de belleza refulgente, pero no fue el suyo un mundo apacible sino en movimiento; no sencillamente armónico, sino de espectacularidad deslumbradora. Amontonó en sus cuadros todos los efectos que podían hacerlos más sorprendentes y dramáticos, y de haber sido menos artista de lo que fue, este deseo de impresionar al público muy bien podía haberlo conducido a resultados desastrosos. Sin embargo, fue tan soberbio tramoyista, trabajó con tan buen gusto y tanta pericia que evitó ese peligro, y sus cuadros menores nos dan en efecto la concepción más grandiosa y sublime de la naturaleza"


Texto: "La historia del Arte" E.H. GOMBRICH



Fotografía: "Escena portuaria con la Villa Medicis" 1637, óleo sobre lienzo 102 x 133 cm. obra de Claude Lorraine. Galeria Uffizi, Florencia


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www.museodelprado.es




sábado, 26 de junio de 2010

Bruges-la-morte. Die tote Stadt.


CUADRO SEGUNDO


Se levanta el telón . La escena en principio se halla cubierta de densos velos, entre los cuales, en primer plano, podemos ver a Paul en la misma posición que al final del Cuadro Primero. Al mismo tiempo se oye fuera de escena la voz de la aparición de Marie, repitiendo sus últimas palabras: "Mira y comprende...". El cuadro se vuelve progresivamente pálido hasta desaparecer del todo. Después de un interludio que traduce las impresiones que suscita Brujas, la ciudad muerta, en el ánimo de Paul, los velos se levantan poco a poco y por entre la oscuridad y los contorno brumosos, aparecen el siguiente decorado: un vacío y solitario muelle de Brujas, entrada la tarde. Paralelo a la rampa, el brazo de un canal atraviesa bajo un puente bajo y arqueado . Al otro lado del canal y del puente se ve el muelle opuesto, con las características casitas de Brujas, entre las cuales se encuentra un antiguo convento de negras paredes y con ventanas protegidas por rejas en forma de cruz. En el centro del sombrío edificio, un campanario con un reloj, cuya esfera de momento no es del todo visible; por debajo del reloj hay unas aberturas en la torre por las que, más tarde aparecerán y desaparecerán los personajes del reloj. En el lado cercano del canal, a la izquierda, está la casa aislada de Marietta; la puerta está cerrada. Bancos y faroles de gas encendidos. A la derecha, viejos árboles, detrás de los cuales se adivina el camino que lleva a la iglesia. El cielo está cubierto; el claro de luna alterna con la niebla otoñal. Toques de campanas.


Texto: descripción de una representación, de la escena del segundo cuadro de la ópera "Die tote Stadt"


Ópera en tres actos. Libreto de Julius y Erich Wolfgang Korngold, firmado con el pseudónimo de Paul Schott, basado en la novela Bruges-la-morte de Georges Rodenbach. Música de Erich Wolfgang Korngold. (Representada estos días en el Teatro Real de Madrid. http://www.teatro-real.es/ )
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Fotografía: Miss Elsie Palmer. Obra de John Singer Sargent

miércoles, 23 de junio de 2010

San Juan





Feliz noche de verbena, feliz San Juan¡¡¡





Fotografía: Ezcaray,Rioja. pfp





jueves, 17 de junio de 2010

pikovaia Dama



Hermann:
¡No tengáis miedo¡

¡Por el amor de Dios, no tengáis miedo¡

¡No voy haceros ningún daño¡

He venido a suplicaros

que me concedáis

una merced.

(La condesa sigue mirándole inexpresivamente.)

¡Podéis hacer la felicidad de toda una vida¡

¡Y no os costará nada¡

Vos conocéis tres cartas...

(La condesa se yergue.)

¿Para quién guardáis vuestro secreto?

(Hermann se arrodilla.)

Si alguna vez habéis conocido el amor,

si recordáis el ardor y la exaltación de la juventud,

si habéis sonreído alguna vez ante la ternura

de un niño, si acaso palpita un corazon

en vuestro pecho, ¡os suplico,

por los sentimientos de esposa, amante y madre,

por lo más sagrado del mundo,

que me reveléis el secreto¡

¿Para qué os puede servir?

¿quizá va unido a un terrible pecado?

¿a la pérdida de vuestra salvación?

¿a un pacto diabólico? Pensadlo bien.

Sois vieja, no os queda mucha vida

y yo estoy dispuesto a cargar sobre mis espaldas

vuestro pecado. ¡Confiad en mí¡ ¡Hablad¡

(La condesa se yergue totalmente y mira a Hermann con mirada amenazadora)

¡Vieja bruja¡ ¡Os obligaré a responder¡

(Hermann saca su pistola. La condesa sacude la cabeza, levanta los brazos para protegerse y cae muerta.)

¡Basta de niñerías¡

¿queréis decirme las tres cartas? ¿Sí o no?

Está muerta. Se cumplió la predicción

y no conozco el secreto...

(Se queda petrificado.)

¡Muerta¡ ¡Muerta¡ ¡y no conozco su secreto¡

Pikovaia Dama (La Dama de Picas)

Ópera de Piotr I. Txaikovski

Libreto de Modest I. Txaikovski, basado en la obra de Alexandre S. Puskin



Fotografía: obra de Sigmar Polke. La peluca. Acrílico sobre tela de poliester. 290x290 cm. Colección Raschdorf, Dusseldorf. (clikar para ver en detalle)

martes, 15 de junio de 2010

la ruina



aquí vivió alguien muy poderoso, fue capaz de engañar, de corromper, de arrasar con la vida y con la esperanza de media humanidad...

pero,


los cañonazos de la fachada, son cromáticos, como la sangre que invade la parte inferior del lienzo...





Fotografía: obra de Sigmar Polke. Die Ruine, 1994. Lacas sobre tela de poliester, 500x300 cm. Representa una fachada parcial, neoclásica, conformada con un punteado utilizado por Polke en muchas de sus obras. (Podeís clikar la foto para verla con detalle).

sábado, 12 de junio de 2010

el Alquimista


El admirado y gran artista Sigmar Polke, pintor y fotógrafo alemán, falleció ayer en Colonia, a los 69 años víctima de un cáncer.


"Harald Szeeman, el más mítico de los comisarios de arte, dijo que Polke es universal, revolucionario, delicado e implacable: «Pintor y al mismo tiempo detractor de museos y galerías; con igual expresividad pinta escenas religiosas e imágenes oníricas de la magia negra. Es todo lo contrario del típico alemán en su rebeldía y apasionamiento; al igual que todos los genios auna experiencias universales: la elegancia del retratista inglés, los colores brillantes, la gracia y la pintura de género de los venecianos, la densidad y el carácter popular de los flamencos y el misterioso e inesperado claro-oscuro de las estampas orientales». Polke podía pintar tres calcetines o la valla espinosa del campo de concentración, apropiarse imágenes de Durero o Kandinsky o darle vueltas a los desastres de la guerra que obsesionaron a Goya.


Su estética es uno de los ejemplos más intensos de nomadismo, de afán por dar cuenta del estado del mundo. Fotografió y filmó sin pausa en Pakistán, Brasil, París o Nueva York; no dejó de estar inquieto; abrió su mirada a lo inesperado. Con todo, no dejaba de retornar a lo reprimido: los demonios del nazismo. Si la narrativa pictórica de Polke es intrincada y sus cuadros son un prodigio de veladuras es porque la verdad del siglo XX es la cima de lo escabroso, la materialización de lo inhóspito. En una conversación titulada «La pintura es una ignominia», con Bice Curriger, para la revista «Parkett», este magistral pintor dijo que si el arte no conseguía que los presupuestos de Defensa fueran reduciéndose, la única tarea legítima sería fijar explosivos a los lienzos. La imaginación de Polke era explosiva y su impulso ético le llevó a no olvidar nunca lo peor; le hizo asumir el compromiso del arte con el desastre"


Fuente del texto. Cultural ABC


Fotografía: Obra de Sigmar Polke. El sueño de MenelaoII (la vaca y la oveja van juntas, pero el águila vuela sola).
Acrílico, aluminio, manganeso y mica, sobre lienzo, 250x240 cm. Colección Raschdorft, Dusseldeorf






jueves, 10 de junio de 2010

el Africano


"A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía.

Mis muñecas han sabido a veces de las caricias de la seda y a veces de las injurias de la lana, del oro de los príncipes y de las cadenas de los esclavos. Mis dedos han levantado mil velos, mis labios han sonrojado a mil vírgenes, mis ojos han visto agonizar ciudades y caer imperios.

Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano."


Texto: "León el Africano" de Amin Maalouf, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010.


Fotografía: "Un príncipe visita a un ermitaño" (detalle).Atribuido a Abd al-Samad. India, siglo XVI

martes, 8 de junio de 2010

¿por qué sólo lo acusaban a él?


"Escojo un libro que trata sobre el juicio de Adolf Eichmann. Su nombre me sonaba, como criminal de guerra nazi, pero no tenía interés especial por el tema. Sólo que, casualmente, el libro me saltó a la vista y acabé cogiéndolo. Al leerlo, descubrí qué brillante ejecutor había sido aquel teniente coronel de las SS con gafas de montura y pelo ralo. Poco después de estallar la guerra, la cúpula nazi le asignó la ejecución de la solución final -en otras palabras, de la matanza a gran escala- de los judíos y él estudió detalladamente cómo llevarla a cabo. Y elaboró un plan. La duda sobre si la ejecución de ese plan era moralmente correcta o no apenas se le cruzó por la conciencia. Lo que ocupaba su mente era cómo deshacerse de los judíos en un corto periodo de tiempo y con el menor coste posible. Según sus cálculos, la cifra de judíos en toda Europa ascendía a once millones.

¿Cuántos trenes de mercancías necesitaría y cuántos judíos cabrían en cada vagón? De éstos, ¿que porcentaje perdería la vida de forma natural durante el transporte? ¿cómo conseguiría desempeñar esa labor con el menor número posible de hombres? ¿cual era la manera más barata de deshacerse de los cadáveres? ¿quemarlos? ¿enterrarlos? ¿fundirlos?. Sentado ante su escritorio calcula sin descanso. Sus planes se llevaron a la práctica casi con la efectividad que él había previsto. Antes de acabar la guerra se había deshecho de unos seis millones de judíos (más de la mitad previsto) siguiendo sus planes. Pero él no se siente en absoluto culpable. En el Tribunal de Justicia de Tel Aviv, sentado en el banquillo de los acusados, tras el cristal antibalas, Eichmann, cabizbajo, parece estar preguntándose por qué se le está sometiendo a un juicio de tanta envergadura y por qué los ojos del mundo entero no apartan de él la mirada. Si él solo era un técnico que había desempeñado con la mayor eficacia posible la tarea que se le había asignado.

¿Acaso no hacía exactamente lo mismo cualquier otro concienzudo burócrata del mundo? ¿por qué sólo le acusaban a él?"


Texto: Haruki Murakami. Kafka en la orilla



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Fotografía: Adolf Eichmann durante su juicio en Israel.



sábado, 5 de junio de 2010

Daniel Cohn-Bendit (subtitulado en español) sobre ayuda económica a Grecia.





Joaquim he entrado a tu casa y no tengo por menos que tomarte prestado el vídeo y publicarlo en la mía también... parece que este tipo de noticias, no les interesan a nuestros periodicos de tirada nacional... y no será porque no es interesante, ...y no será porque Cohn-Bendit no hable bien clarito.



pues aquí os lo dejo amigos, cortesía de mi amigo Joaquim de IN FERNEM LAND http://ximo.wordpress.com/




viernes, 4 de junio de 2010

el jardín del Edén


"Este jardín era una maravilla y estaba dispuesto a la manera de los jardines reales.
Se extendía a lo largo de un estadio, en un lugar elevado, y tenía 150 pasos de anchura. Parecía una gran llanura. Allí había todo tipo de árboles: manzanos, mirtos, perales, granados, higueras, olivos. A un lado crecía una parra sobre los manzanos y los perales, como si quisiera que sus racimos rivalizaran con las manzanas y las peras. Eran estos árboles cultivados; pero también había cipreses, laureles, plátanos, y pinos y sobre ellos, no una viña sino una hiedra de bayas grandes y negruzcas que parecían uvas.

Los frutales estaban en el centro del jardín, como si buscasen protección; y los otros , estériles, en todo el entorno, como una cerca hecha por la mano del hombre, además una pequeña pared de piedra seca rodeaba y cerraba el jardín. Cada cosa estaba separada y en su sitio; las raíces de los árboles distaban unas de otras, pero en lo alto, las ramas se cruzaban y unían sus follajes, y aquello que era naturaleza parecía artificio.

Había también bancales de flores, unas producto de la naturaleza, otras del arte: las rosas, los claveles, los lirios eran obra de la mano del hombre; las violetas, los narcisos, las margaritas eran simples productos de la tierra. Había sombra en el verano, flores en la primavera, frutos en el otoño y en cualquier época era una delicia.

Desde allí se oteaba la llanura y se podía ver a los pastores guardando los rebaños; también se veía el mar y las barcas yendo y viniendo a lo largo de la costa: este era uno de los atractivos de aquel jardín de las delicias."


Longus, Dafne y Cloe, IV, 2-3



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Fotografía: El jardín del Edén. Miniatura de las Siete Edades del Mundo. Biblioteca Real Alberto I, Bruselas

martes, 1 de junio de 2010

lo personal es político


Fallece la escultora francesa Louise Bourgeois a los 98 años en Nueva York.


Casi una desconocida por el gran público, hasta la celebración en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1982, de una gran exposición retrospectiva, cuando la artista contaba 71 años. La escultura de Louise Bourgeois (París 1911-NY 2010), es de marcado carácter autobiográfico y personal, no es facilmente catalogable en ningún movimiento ni tendencia. Según ha sostenido la propia escultora a lo largo de su vida, toda su producción gira en torno a una suerte de mito fundador: el adulterio de su padre, que introdujo a su amante una joven institutriz inglesa, en la casa familiar.


Desde sus primeros dibujos y pinturas de Femmes-maison, realizadas en los años 40, hasta sus Cells, instalaciones a modo de celdas o pequeñas habitaciones, de los años 90, pasando por sus esculturas de yeso y latex de los 60, o sus imágenes del cuerpo desmembrado de la década de los 80, toda su producción se halla marcada de una forma u otra, por ese recuerdo de la traición paterna. Ello no implica, sin embargo, que la escultura de Bourgeois tenga un significado exclusivamente íntimo o biográfico. Su obra desvela también las relaciones de poder, la situación de opresión sexual y la experiencia de dolor que anidan en el interior de la familia patriarcal, demostrando en último término que, como subraya el célebre eslogan feminista, "lo personal es político"
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Fotografía: Robert Mapplethorpe (1982) Louise Bourgeois con su obra "fillete" bajo el brazo.
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