martes, 8 de junio de 2010

¿por qué sólo lo acusaban a él?


"Escojo un libro que trata sobre el juicio de Adolf Eichmann. Su nombre me sonaba, como criminal de guerra nazi, pero no tenía interés especial por el tema. Sólo que, casualmente, el libro me saltó a la vista y acabé cogiéndolo. Al leerlo, descubrí qué brillante ejecutor había sido aquel teniente coronel de las SS con gafas de montura y pelo ralo. Poco después de estallar la guerra, la cúpula nazi le asignó la ejecución de la solución final -en otras palabras, de la matanza a gran escala- de los judíos y él estudió detalladamente cómo llevarla a cabo. Y elaboró un plan. La duda sobre si la ejecución de ese plan era moralmente correcta o no apenas se le cruzó por la conciencia. Lo que ocupaba su mente era cómo deshacerse de los judíos en un corto periodo de tiempo y con el menor coste posible. Según sus cálculos, la cifra de judíos en toda Europa ascendía a once millones.

¿Cuántos trenes de mercancías necesitaría y cuántos judíos cabrían en cada vagón? De éstos, ¿que porcentaje perdería la vida de forma natural durante el transporte? ¿cómo conseguiría desempeñar esa labor con el menor número posible de hombres? ¿cual era la manera más barata de deshacerse de los cadáveres? ¿quemarlos? ¿enterrarlos? ¿fundirlos?. Sentado ante su escritorio calcula sin descanso. Sus planes se llevaron a la práctica casi con la efectividad que él había previsto. Antes de acabar la guerra se había deshecho de unos seis millones de judíos (más de la mitad previsto) siguiendo sus planes. Pero él no se siente en absoluto culpable. En el Tribunal de Justicia de Tel Aviv, sentado en el banquillo de los acusados, tras el cristal antibalas, Eichmann, cabizbajo, parece estar preguntándose por qué se le está sometiendo a un juicio de tanta envergadura y por qué los ojos del mundo entero no apartan de él la mirada. Si él solo era un técnico que había desempeñado con la mayor eficacia posible la tarea que se le había asignado.

¿Acaso no hacía exactamente lo mismo cualquier otro concienzudo burócrata del mundo? ¿por qué sólo le acusaban a él?"


Texto: Haruki Murakami. Kafka en la orilla



...



Fotografía: Adolf Eichmann durante su juicio en Israel.



4 comentarios:

Esdedesear dijo...

Cuando iba a comentar tu anterior entrada me encontré ya con esta nueva. Pues bien, ambos semblantes, el de Cohn-Bendit y el de Eichamnn, son unos de los múltiples de la políédrica condición humana. Habría Cohnbendits en aquella Alemania que no pudieron evitar tal desastre y seguramente un eichmann estará detrás de la producción de este desastre económico. Y todo es inevitable. Pero lo que no nos podrán quitar será la emoción y el amor, sobrevive a todo. Muchas gracias Pilar, un abrazo desde la emoción.

GLÒRIA dijo...

Cohn Bendit -acabo de leer el texto de Esdesear- era un judío alemán. Curioso. Sus padres huyeron de los nazis y se refugiaron en el Sur de Francia donde nacio Daniel le rouge. Habría Cohn Bendits en la Alemania nazi, alemanes no nazis, hombres justos. ¡Claro que debió de haberlos! Pero ¿Quién osa levantar la voz a los verdugos sinó es a cambio de su propia vida? Y sin obtener nada a cambio.
Pilar:
Últimamente introduces temas muy polémicos y nos recuerdas que no debemos olvidar.
Una vez, en Berlín, me hospedé en un vetusto y céntrico hotel con aires cuartelarios. No sabía -lo vi en un cartel frente al edificio del hotel, la mañana siguiente- que se trataba de eso, de un cuartel: El cuartel de Eichmann.
Tu post ha desatado en mí, unos cuantos recuerdos.
Mil besos.

pfp dijo...

me dan miedo no las personas, sino los Estados, que siguen ejerciendo su autoridad, su fuerza, su terror... implacables, sin piedad, sin memoria, sin atisbo de justicia, SIN VERGUENZA

gracias chicas, enseguida volveré a los jardines, aunque la utopía del Edén quede lejos

Josefina dijo...

Es cierto lo que dice Glòria, no debemos olvidar y como dice Esdedesear no nos podrán quitar la memoria, el pensamiento libre y el AMOR.
Total, que estamos unidas por una emoción común...