jueves, 29 de mayo de 2014

arte hecho con libros


si nos dejamos llevar por la fantasía, por las formas y la naturaleza que nos rodean, quizá pudiéramos reconvertir una vieja guía telefónica, una olvidada novela, en un bello objeto tridimensional, en una pieza única llena de recuerdos alfabéticos, de papel tejido de frases y palabras, un objeto que contenga todos los habitantes de la ciudad...


Fotografía: Obra de Cara Barer.  http://www.carabarer.com/

martes, 20 de mayo de 2014

Carolus Rex


Carlos II, de España, El Hechizado (Madrid 1661- 1700), murió envenenado doscientos años antes de haber nacido. Hijo de Felipe IV y Margarita de Austria, fue el resultado de la sexta generación de la Casa de Austria. Su vida entera fue una agonía y su pasión esterilidad.


Los Habsburgo, como todas las cortes europeas, consideraban los matrimonios la clave de su grandeza política. Casaban a sus herederos emparentandolos una y otra vez entre ellos, sin darse cuenta que dicha clave comportaba un desastre biológico.
En el enlace de Doña Juana la Loca y Felípe el Hermoso se unieron dos castas emponzoñadas, y sus descendientes, generación tras generación de incestos y endogamia concentró el veneno que acabó con el pobre Carlos II y su dinastía. Solo los hijos bastardos, tuvieron la posibilidad de un desarrollo y una salud razonable.
El terrible árbol genealógico de Carlos, comporta tan solo treinta y ocho individuos cuando lo normal es que entre la tercera, cuarta  y quinta generación se compartan ciento doce. De los cincuenta y seis antepasados maternos de Carlos,  cuarenta y ocho eran también antepasados de su padre Felipe IV. En los dos arboles genealógicos el nombre de Juana La Loca, aparece ocho veces. Así pues siete de los ocho bisabuelos de Carlos II descendían de ella.

El nuncio de su S.S. hacía esta descripción cuando Carlos II contaba 20 años: "El rey es más bien bajo que alto, no mal formado, feo de rostro, tiene el cuello largo, la cara larga y como encovada hacia arriba: el labio inferior típico de los Austria; ojos no muy grandes, de color azul turquesa y cutis fino y delicado. El cabello es rubio y largo, y lo lleva peinado para atrás, de modo que las orejas quedan al descubierto. No puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una mesa, u otra cosa. Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora: por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad propia."


Ilustraciones: Retratos de Carlos II, rey de España por Juan Miranda de Carreño (Avilés, Asturias 1614- Madrid 1685) Retratos sobrios, austeros, en los que Carreño a pesar de las deficiencias físicas de Carlos II, hace resaltar con gran destreza y maestría, la dignidad real que representaba.

miércoles, 14 de mayo de 2014

a propósito de San Isidro labrador


-¡Dios nos tenga en su santa mano¡.

Todo el mundo sabía que los intereses del Vaticano habrían sido mejor servidos casándose el rey español con una princesa de Austria. Creían sin embargo que Carlos II estaba en el trono por designio sobrenatural. Cuando su padre Felipe IV agonizaba en su lecho ratificó de palabra su testamento en favor de Carlos teniendo nada menos  a su lado y dentro del lecho la momia de San Isidro Labrador.
Poco antes de entrar en la agonía Felipe IV  llevaron a su cama aquella momia y la acostaron  a su lado. En aquella santa compañía, que duró hasta después de la muerte del rey, éste recuperó aún las esperanzas de vivir e hizo su testamento definitivo. En los intervalos de lucidez, dijo cosas notables.
El horror de Felipe IV a la muerte había aumentado, sin embargo, con la proximidad de la momia que parecía decirle: "mira lo que vas a ser tú también dentro de algunos meses". Le habían llevado a la cama el milagroso cuerpo que estaba casi incorrupto a través de los siglos. (...) 
Con los ojos fuera de las órbitas Felipe IV miraba a la momia acostada a su lado, que olía a cuero antiguo y que mostraba el agujero negro de la boca abierta con dos dientes amarillos en lo alto. (...)
Felipe IV en su agonía y sin saber lo que hacía abrazaba a la momia que tanto terror le produjo al principio y con ella en los brazos murió beatamente.

Ramón J. Sender.   Carolus Rex


Ilustración: Felipe IV a caballo. Obra de Diego Rodriguez de Silva y Velazquez


martes, 6 de mayo de 2014

futbol, ¿que te preste mi corazón?


¿Que te preste mi corazón?... ¿que les preste mi corazón?...



Video: Javier Duque Fdez.-Pinedo

jueves, 1 de mayo de 2014

Romaine Brooks 3



Elizabeth de Gramont,  duquesa de Clermont-Tonnerre, una de las rivales de Romaine por el amor de Natalie Barney...

Los arboles

En el azur de abril, en el gris del otoño
los arboles poseen una gracia inquietante.
El álamo en el viento se retuerce y se pliega
cual cuerpos de mujer trémulos de deseo.
Su gracia es un desmayo de carne abandonada
y murmura su fronda, al soñar se estremece,
se inclina, enamorada de las rosas del Este.
Lleva el olmo en su frente una corona pálida.
Revestido de claro de luna plateado,
el abedul deshila su cambiante marfil
y plasma palideces en las sombras inciertas.
El tilo huele a ásperas y oscuras cabelleras.
Y desde las acacias de lejana verdura
divinamente cae la nieve del perfume.

Renée Vivien


Fotografía: Duquesa de Clermont-Tonnerre, pintado por Romaine Brooks