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En el principio no existía el Arte... la pintura, los objetos, tenían un criterio de utilidad, obedecían a una función determinada, a una necesidad natural o sobrenatural del hombre que los creaba y para la comunidad en la que vivía.

Fotografía: pinturas rupestres de Lascaux, Francia. Se distinguen por presentar una impresionante fauna en movimiento conformada por caballos, renos y toros de magnífica configuración y extraordinaria composición.

El color de las pinturas de Lascaux, difiere de Altamira, en cuanto presenta armonías de azules y rosados muy variados, enriquecidos por sombras de sienas de vistosas gamas cromáticas.

Las cuevas de Lascaux, han enriquecido notablemente los descubrimientos de la pintura prehistórica, permitiéndonos ver en el hombre antiguo, un ser refinado y sensible a pesar o quizá por ello, de vivir en una naturaleza salvaje y muy a menudo hostil. El sentido descriptivo de la realidad anima las pinturas rupestres de Lascaux, lo que nos confirma la superioridad del hombre, su dominio de la naturaleza, al mismo tiempo, que nos expresa su responsabilidad, y respeto por el mundo que habitó al cual perpetuó con sus manos y su inteligencia.
La caverna de Lascaux fue descubierta casualmente por cuatro adolescentes el 12 de Septiembre de 1940.