sobre los campos
sin apego a nada,
canta una alondra.
Bashò (1644-1694)
Cuando Matsuo Bashò editó varias antologías poéticas (en el siglo XVII se produjeron avances en las técnicas de impresión que permitieron el acceso a la poesía a un publico considerable), sintió la necesidad de espacio y soledad. En 1680 se trasladó a una modesta cabaña junto a un río a las afueras de Edo, ciudad donde había nacido. Un admirador le regaló un platanero (bashò), de donde tomó su nombre tras probar con varios seudónimos. Se identificaba con aquella especie que no daba fruto: "Me encanta su inutilidad" escribió "me siento bajo su copa y experimento el viento y la lluvia que nos azotan".
La vida y la escritura de poesía eran, en otras palabras, simples manifestaciones de la naturaleza. Sentarse al pie de su árbol equivalía a participar en el mundo natural, y la poesía que surgía de aquella inactividad contemplativa se fundía con los fenómenos naturales.
Fotografía: El estanque de nenúfares, (detalle). Monet
5 comentarios:
LA LUNA
Es mar la noche negra;
la nube es una concha;
la luna es una perla...
Juan Jose Tablada
Buen finde
!Quién fuera esa alondra!
!Y cantar!
gracias Tag, nos mandas una perla, nunca mejor dicho, buen finde también para tí.
Josefina, volar más dificil, pero cantar si que lo tenemos facil, ¡ánimo¡
esa inutilidad es muy necesaria...
un abrazo
El platanero es un árbol bellísimo y nos cobija, generoso, como pocos.
Haikus y Monet. El uno para los otros. ¡Qué bien eliges, Pilar!
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