jueves, 22 de abril de 2010

3º Concurso pequeño formato. Relato nº13


DOS VIDAS

Quien sabe que pensamientos maravillosos pasaban en aquellos ratos por sus cabezas... Ella, se tumbada sobre su izquierda, en un rincón del salón, directamente sobre el parquet, desdeñando ostensiblemente la gran alfombra que casi cubría la habitación por completo. Él, sentado a su lado, variaba continuamente de postura para atender metodicamente, la procesión de pequeños coches que alineados en una gran cola, esperaban pacientemente su turno.

Ella, pertenecía a mi abuela, era una gran setter irlandesa, una pelirroja preciosa de unos diez años de edad, de una bondad y una paciencia infinita. Él, era mi hijo, un niño de unos tres años, pálido y delgado, hiperactivo, rayando lo patológico.
Ella, pacientemente y casi dormida, dejaba que él subiera sus cochecitos por su lomo, y que avanzaran suavemente subiendo y bajando su anatomía más pronunciada, como si su cuerpo fuera una grán cordillera llena de carreteras sin asfaltar, hasta llegar a la cabeza, donde bordeando con delicadeza la parte superior del ojo, el crío deslizaba sus cochecitos hasta el morro del animal, en donde sin remedio, acababa la excursión...

Nunca volví a ver un animal tan placenteramente abandonado a su suerte, nunca volví a ver un niño jugando tan relajado, sereno, y feliz... Por eso elijo estas dos vidas para la propuesta de éste concurso y no otras, por la belleza, por la armonía de este recuerdo incomparable de un tiempo, y unas vidas que por desgracia no volverán.
...
Epílogo: me pregunto, ¿porqué Dios mío no le compré un perro?



Fotografía: óleo sobre tela. bondad. pfp




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