lunes, 23 de noviembre de 2009
tostadora connection 4, la pareja
Eran un par de jóvenes profesionales, él abogado y ella también, de esos que trabajan todo el día hasta las mil. Al principio fue maravilloso, ella hacía las tostadas de la mañana y él preparaba canapés variados a la noche… el resto del día, la casa era un funeral de tercera… pasaron unos meses muy aburridos. Por suerte contrataron una interina que llegaba a primera hora de la tarde, ponía la tele de la cocina y mientras planchaba nos entreteníamos con los complicados tejemanejes de las novelas. Aprendí mucho con los seriales, y así al poco tiempo deduje que las cosas entre la pareja no marchaban bien…
Empecé a oír discusiones y reproches que al principio acababan bien, pero que poco a poco fueron volviendose agrias, era raro ya verlos juntos en la cocina. Ella dejó de hacer las tostadas de la mañana y se marchaba al trabajo sin desayunar, siempre con prisa, y él dejó de hacer los canapés de la noche y llegaba muy tarde a casa, exceptuando los días que retransmitían fútbol en la tele, entonces se quedaba en la cocina con unos botes de cerveza y una pizza, mientras ella, se marchaba con sus amigas al cine o conectaba el otro aparato que tenían en el dormitorio.
Un sábado a media mañana, se acabó lo que se daba, les oí pelearse a gritos durante un rato, hasta que entraron en la cocina dando voces, ella comenzó a prepararse un café mientras no dejaba de recriminarle a él y él, derramó un vaso de leche fría sin dejar de recriminarle a ella.
Total; ella le engañaba a él y él le engañaba a ella. Yo pensaba que en estos casos de empate técnico, no había porqué ponerse así, pero claro está, estaba equivocada. Ella dejó la cafetera a medio preparar y salió de la cocina dando un portazo, que dejó temblando la repisa de los vasos, y él rojo de ira se acercó a mí, me desenchufó, me cogió con las dos manos y me tiró con toda su fuerza contra la ventana.
Rompí el cristal y salí volando los tres pisos que me separaban de la calle. Aterricé de canto, en medio de un arbusto que adornaba la acera de enfrente, ni que decir tiene que quedé KO... no sé cuantos días estuve allí tirada hasta que, un mendigo, me recogió del suelo y me metió en un viejo carro de supermercado al que iba también atado un perro...
(continuará)
cosas que pasan. Tostadora connection. pfp
Fotografía: Tom Wesselmann
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
Ay! que daño, la pobre y carne de chatarrería.
En fin, no parece una vida muy aprovechada, aunque el mendigo puede darle mucho juego.
Tom Wesselmann, una liebre estupenda
Habrá que cambiar el refrán y decir: "Sabe más la tostadora por vieja, que por tostadora".
Cuantas penurias al lado de los humanos, ¿somos realmente así?
El cielo de los electordomésticos se tiene ganado, que espero lo disfrute al lado del mendigo, ...bueno o no.
Ya nos contarás
Un abrazo
abogadoooooooooooo
http://www.youtube.com/watch?v=BGXGMvp3z3M
Lo del mendigo, querida Pilar, es un hallazgo. Se trata del encuentro de dos marginados, dos seres que la sociedad ha descartado.
Prometo que me fijo en las obras de arte que nos muestras pero tu historia es el motor de mi interés.
Hasta siempre!
querida Gloria cafeterita mía, aquí ando, con el mendigo, la tostadora y el perro del mendigo. No es mala compañía creeme, solo, que empieza hacer frío...
Joaquim, Alfredo, Abogadooooo, Gloria, y a los que no comentaís también besos afectuosos y gracias por vuestra compañía.
¡De nada, mujer! (Lo digo por lo de las gracias que das a los que te siguen) :)
¡Òndia!: Pensaba que habían más, pero veo que es el último que has publicado. Que sepas, no obstante, que espero la continaución.
Publicar un comentario