Charles Meryon es el tipo consumado de artista realista-fantástico. En su obra elige la descripción exacta, pero sus vistas se hallan atormentadas por el sentimiento dramático de desarraigo en su villa natal, de vivir en un lugar y un tiempo de discordia y alienación, quizá ligado este sentimiento a su propia biografía: Preocupado siempre por su bastardía, era hijo natural de una bailarina de la Ópera de París y de un médico inglés. Concebido en Londres, nacido y criado en París por su madre, llevó en su juventud el apellido de teatro de ella, Gentil; su padre vivía en Londres donde había formado otra familia. No descubrió las circunstancias de su nacimiento hasta 1837 con motivo de su inscripción en la Escuela Naval, lo que produjo en él un choque violento. Perdió a su madre a la edad de 16 años, sufrió la distancia del padre y se sintió amenazado tanto en su vida como en sus derechos de autor por la familia paterna.
Meryon fue marino antes que artista. Su primer proyecto de libro concernió a un largo viaje por el Pacifico (1842-1846), formándose como grabador para poder producir las imágenes que debían ilustrar la obra. El proyecto no llegó a término, y a partir de 1850 comienza, Las vistas de París.
Meryon ignora la ciudad moderna, los bulevares y teatros, las estructuras de cristal; se concentra en el corazón de la Villa (la Île de la Cité). Pero introduce motivos extravagantes y exóticos que junto a los poemas grabados que acompañan a las planchas, evidenciam un notable delirio de interpretación. Su paranoia es la réplica a la locura de Nerval.
Charles Meryon. Le Petit Pont, plancha II 1850
Charles Meryon. Le Stryge.
Charles Meryon. La Morgue. Plancha XI 1854
Charles Meryon. Le Pont-au-Change. Plancha X 1854
Charles Meryon. Ancienne porte du Palais de Justice 1854
Leopol Flameng. Retrato del grabador Charles Meryon. 1858
Meryon estuvo internado en el hospicio de Charenton en mayo de 1859 a agosto de 1859, y de nuevo, en octubre de 1866. Murió allí el 14 de febrero de 1868, a la edad de cuarenta y siete años.
2 comentarios:
un grabador ideal para el conde de Lautréamont...
estremece y asombra la corta vida del poeta!
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