Nació ochomesina, débil, insignificante, llorona inconsolable, vapuleada en su gestación, por el cuerpo enfermo y doliente de la madre. Apenas recibió el inmediato afecto de su abuela, que cogiéndola en brazos sopesó el escaso futuro que le esperaba. Por contra, el médico de la familia, la recibió como un reto a su dignidad profesional y luchó por ella con toda la fuerza de sus rudimentarios conocimientos pediátricos.
Durante unos meses la criatura se debatió entre la vida y la muerte, llorando sin tregua, con una fuerza que parecía exceder el tamaño y la capacidad de sus pequeños pulmones. Una mañana, después de una larga llantina a la que nadie acudió, la encontraron revuelta y medio ahogada entre las cintas y las puntillas que adornaban su cuna. Aquel mismo día, ingresaron en un sanatorio a la madre, enferma y desquiciada por el llanto de la criatura. La niña quedó en la casa familiar, bajo la fría tutela paterna.
La lucha por la supervivencia de madre e hija transcurrió por caminos paralelos, caminos hostiles, faltos de afecto, caminos largos, duros, estériles. A lo largo de sus vidas esos caminos se cruzaron ocasionalmente, en protocolarios acontecimientos y reuniones familiares, dejando patente en los gélidos abrazos, en sus furtivas miradas, la incomprensión mutua, el más duro reproche...
La agonía de la madre y una prematura y mortal enfermedad de la hija reunieron a ambas de nuevo en la casa familiar, en un último, glacial y definitivo encuentro. Murieron el mismo día, a escasos minutos de diferencia, a escasa pero, inmensa distancia la una de la otra. La muerte sin embargo las llevó juntas, y unió sin remedio el camino de origen, y el destino final de ambas.
cosas que pasan: pfp
cosas que pasan: pfp
Fotografía: obra de Kiki Smith
15 comentarios:
DESOLADOR: la muerte como anhelada solución. No se puede vivir enfrentado a uno mismo...
Caray Pilar,
!!Que triste!!
Un relato conmovedor. A veces la muerte sea la mejor salida.
Un beso
Ya estaban unidas y muertas. La separación fué fallida. Un abrazo.
Pilarita! relato "negro hormiga", (como tu dices), anda, a ver si vengo a verte, nos tomamos unas cañitas y nos damos un garbeo por ahí... y verás qué relato escribes! Un besazo flor
UNOS VINOS ES LO QUE TE HACE FALTA, CRIATURA!.
Anda que menudo relato para alegrarme el día.
Luego dirás que si toco de piés en el suelo y todo eso, pero es que vaya tela esa madre e hija, más unidas de lo que todos pensamos.
Besos o mejor, VINOS
son cosas que pasan, yo sólo las cuento...
¿y ahora que hago, me voy con Silvia de cañas o con Joaquim de vinos? porque yo mezclar no mezclo.
besos a todos y gracias
Puedes ir de cañas, de vinos... te sentará bien. También puedes venir a que te de el sol del Alt Empordà y contemplar el mar bravo de estas costas que tanto conoces... Pero me temo que seguirás contando lo que pasa aunque sea tan triste y desolador porque así es la vida de muchas gentes y no hay que ignorarlo... Lo sabes bien.
Gracias Pilar.
Porque no nos vamos todos juntos y que cada uno se tome lo que más le apetezca??
Me encantan tus relatos Pilarita,
Josefina que envidia, un abrazo bien grande...
Esdedesear, me ha impresionado mucho tu conclusión...pudiera ser claro.
Bbb, tag, es desolador si, y sin duda la muerte la mejor solución.
Silvita, espera al siguiente relato a ver si me das nota...
Faltaba yo que soy adicta al agua-¿acquadicta?- y se necesita para llorar este relato tan estupendamente escrito en el que, como dos lineas torcidas en sentidos contrarios, nunca llegan a estar juntas madre e hija y, a la vez, siempre andan como casi tocándose. O arañándose.
Ya ves cuántas sensaciones inspira tu escritura.
Hoy el beso es melodramático.
Después de leer y ver y que nos duelan, otras realidades, los invito a beber el tannat de mi tierra.
Un beso.
Pensandolo bien: La hija¿ no iba a sufrir muchísimo viendo morir a su madre? y la madre ¿ no iba a sufrir más viendo morir a la hija?
Pues así han sufrido los demás......pero ellas no . No me parece tan triste.....en plan se risas... un buen "apaño". Lo dice Maras
Pienso como Maras que, por mucho que nos digan los obispos, la muerte es el fin y quien lo sufre es el que se queda, por la pérdida del que ha muerto y por el recuerdo de que es lo que nos espera a todos.
El reencuentro en la muerte... no se lo creen ni ellos (los obispos).
Buf! "Déu n'hi do!", eh, para un "bleda assolellada" de semjante tamaño (y no lo digo sólo por el físico) como yo!
La historia, sin ser para nada parecida excepto el final, me ha recordado la de Filemón i Baucis, la cual, como -repito- buen "bleda assolellada", me emociona muchísimo: que una pareja escogiera, a instancias de Zeus, un deseo y que dicho deseo fuese que a ambos les llegara la muerte a la misma hora, me pareció, y continua pareciéndomelo, "TAN MACU"!, "oi?"
P.D. Fíjate qué curioso: la palabra que tengo que escribir para mandarte el comentario y evitar el "spam" es "DIONIS", el nombre, en catalán, del dios griego amante del vino, lo cual enlaza con el comentario de Joaquim... ¿Será una señal? :))
Más P.D.: Joaquim ya me pasó, en el concierto de la DiDonato, lo que le entregaste para mí. Moltes gràcies!
Publicar un comentario