A los dieciséis años y durante el verano de 1880, me llevaron a visitar la Exposición Universal de Moscú. Todo aquello me aburría muchísimo. Pero cuando llegué a la sección dedicada al arte (solo había cuadros, y era la primera vez en mi vida que veía cuadros), mi alma experimentó un enorme desasosiego, dejé de ser Saulo, y me convertí en un nuevo Pablo.
Fue aquel el momento más crucial de mi vida. Desde entonces el arte fue mi ideal, lo más santo a lo que mi alma y todo mi ser aspiraba.
Memorias de Jawlesky, dictadas en 1937. Publicadas :Meditationen. Hanan 1970
Fotografía: obra de A. Jawlensky. Meditation
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