domingo, 29 de septiembre de 2019
Gutiérrez-Solana y 3
En la obra de Solana, la obsesión por las máscaras, por lo fúnebre, por los fantasmas aparece como si se tratara de un rasgo goyesco; goyesco en esencia porque es típicamente español y cuyo antepasado es Valdés Leal. Los temas de los cuadros de Solana perpetúan es "culto a la muerte" que tanto veneraba el arte español desde Morales, Valdés Leal, Goya y Lucas, esa gravedad taciturna, áspera, que a veces resulta salvaje en su ironía, que arroja al vacío todo lo que el resto de los hombres considera mal. En los lienzos de este pintor queda patente un pesimismo feroz, siguiendo la tradición del maestro de los Caprichos, una manera de exponer la realidad que roza la provocación, como si eso existiera realmente, para decir a continuación a la manera de los místicos cristianos, que no somos más que polvo y barro o, siguiendo la estela de los hindúes, que todo se compone únicamente de ilusiones y quimeras, expresadas a través del tenaz e intenso amor a la vida que obsesiona a los hombres. Para el pintor español (y en eso José Gutiérrez-Solana es muy castellano), solamente las armaduras de la Muerte adquieren un valor de autenticidad y de fuerza vital en este torbellino de quimeras y de disimulos, en este amasijo de objetos heteróclitos que parece ser encontraba en el rastro de Madrid.
Marcel Brión
[ Albin Michel, París, 1961, pp 118-119]
Imagen: José Gutiérrez-Solana. "La máscara y los doctores", 1928, óleo sobre lienzo, 65x55
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2 comentarios:
No sé si esa actitud funebrista, fantasmagórica y demás, que nombras viene de Valdés Leal o desde cuando, pero no olvides que el romanticismo ejerció su influencia melodramática muy intensa en unos tiempos de decrepitud cultural española, y supongo que de decadencia social, etc. Puede haber un transfondo en el estilo lúgubre y culpabilizador que Trento expandió por España, ya sabes la larga mano de la religión fue poco liberadora. Siempre hubo mentalidad pesimista aunque se respondiera por parte del pueblo llano con actitudes transgresoras. Que Goya anda por medio en la obra de Gutiérrez Solana, sin duda, y este sigue la mina expresionista con notable resultado.
fíjate Fackel, que en este caso, tengo la impresión de que su infancia, su vida en general, marcó su obr, y Goya, claro!, cuya obra pudo ver en Madrid y que tanto le fascinaría...
mira lo que dijo sobre su obra literaria Camilo José Cela.:
Solana fue un clásico de ninguna suerte de romanticismos, en cuanto procuró reflejar lo que veía con la mayor precisión y la más exacta objetividad posibles. Esta actitud de Solana, no fue antigua ni moderna, sino matemática, dialéctica y, desde luego jamás caminadora por la senda florida de lo bello. Lo bello, como lo cómodo, fueron dos posturas ante la vida que Solana, más preocupado por lo cierto, -aunque lo cierto fuera doloroso e inhóspito- rechazó. []
Solana no admite las idealizaciones y piensa que los ojos sirven para ver y no para adornar la imagen que se mira; los oídos para oír tanto la melodía como el trueno; la nariz, para oler el ámbar y la tibia cuadra del ganado; la boca, para gustar la miel y la guindilla, y la piel para percibir el áspero o suave tacto de las cosas; para sentir delicada caricia, para padecer la llaga amarga y para aguantar el desabrido bofetón de la injuria. Y esto que en Solana apuntamos, Solana -lo pensó y lo realizó- tanto en su obra pictórica como en en su curiosa y sintomática labor literaria.
un abrazo Fackel.
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