Giovanna degli Albizzi Tornabuoni, (1468-1488) octava hija, de la insólita descendencia (doce hijas) de Maso di Luca y su segunda esposa, Caterina Soderini.
El acontecimiento clave en la vida de Giovanna, fue su matrimonio con el joven Lorenzo Tornabuoni (1468-1497), partido sin igual por lo que se refiere a linaje, riqueza, educación y talento, de la elegante sociedad florentina. Fue Lorenzo de Médicis, (1448-1492) el que movió los hilos conductores de esta unión, el instigador del matrimonio, ya que con cada alianza que fraguaba con éxito, él se hacía más poderoso. Resultado de ésta alianza fue, que dos potentadas familias con antecedentes y tradiciones absolutamente divergentes en lo político, quedaran fuertemente unidas.
Por parte de la familia Albizzi, el matrimonio de Giovanna está minuciosamente documentado en los libros contables que mantenía su padre Maso, en las facturas que pagó aparece absolutamente todo los gastos que fueron necesarios para la boda de su hija, todo fue meticulosamente registrado hasta el último soldo (moneda).
La donora (dote) que aportó Giovanna, consistió básicamente en prendas de vestir de uso cotidiano -camisas, medias, y prendas similares- así cómo artículos de tocador de lujo. El esplendor de las celebraciones nupciales de Lorenzo y Giovanna se debió sobretodo a la familia del novio, que puso todos sus esfuerzos en hacer de la ocasión un espectáculo que reflejara su categoría en Florencia. Para el fabulosamente rico padre del novio Giovanni Tornabuoni, era vital que su único hijo legítimo le aportara sin tardanza, herederos que continuaran el linaje familiar para que se pudiera preservar la fortuna de la familia. (Los gastos en que incurrió han de ser analizados en el contexto de sus ambiciones personales y sociopolíticas).
Giovanna, tuvo un papel destacado en los numerosos ritos nupciales que eran habituales en la época. Desde que salió de la casa de su familia, fue el foco de la entusiasta atención de una gran masa de espectadores que la admiraban. Naldo Naldi en la composición poética que redactó a raíz de la boda, hace hincapié en que el rico ropaje y el elaborado peinado tenían como único objeto realzar la enorme belleza natural de la novia. Soldados de caballería, caballeros, dignatarios y jóvenes aristócratas, formaron el séquito de Giovanna, recorriendo las calles engalanadas de Florencia camino del palacio de los Tornabuoni, donde se la recibió con todos los honores.
Durante los festejos de la boda todo el mundo manifestó a la joven pareja el deseo de que su matrimonio no tardara en ser bendecido con descendencia. Y así fue, el 11 de octubre de 1487 Giovanna dio a luz un niño, Giovannino.
Domenico Ghirlandaio a espensas del feliz abuelo Tornabuoni, (mecenas y amante del arte, que había encargado la decoración de la Capella Maggiore de la Iglesia Santa María Novella), modificó la iconografía para incluir la referencia a este nuevo miembro de la familia.
Pero la tragedia se cebó en ellos al año siguiente. Cuando Lorenzo y Giovanna esperaban el nacimiento de su segunda criatura, de repente, falleció Giovanna por causas todavía desconocidas. Las fuentes documentales registran sencillamente su funeral el 7 de octubre de 1488.
Poliziano, amigo íntimo de los Tornabuoni escribió el siguiente epigrama en recuerdo de Giovanna.
Por linaje, belleza, nacimiento, riqueza y marido
fui afortunada, y también por talento, carácter y espíritu.
Pero en el segundo parto y en el segundo año de mi matrimonio
¡ay de mí¡ cuando aún no había nacido la criatura perecí.
No podía haber muerto más tristemente pues la Parca me mostró muchos bienes
pero no me los concedió.
...
Fuentes del texto: Ghirlandaio y el Renacimiento en Florencia. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid 2010
Fotografía: Giovanna Albizzi Tornabuoni. Técnica mixta sobre tabla. 77 x 49 cm. Obra de Doménico Ghirlandaio
8 comentarios:
Hola Pilar
Mi nombre es Carolina, tengo 24 años,soy argentina y me dedico a las Artes Visuales.Encontré su blog buscando inforamción sobre el neoexpresionismo. La realidad es que no pude evitar leer más porque encontré completamente interesante y cautivante el contenido. Es que existen infinidad de blogs y fuentes de información, pero hasta el momento,ninguno había despertado mi interés como el suyo. La felicito, le agradezco y la saludo desde Buenos Aires.
Carolina, estás en "tu" casa, (aquí, en España, enseguida nos tuteamos).
El Arte, dá mucho de sí, los artistas y sus obras son un mundo inagotable de inspiración y refugio.
Aquí te espero, siempre que quieras y lo necesites.
Muy agradecida por tus palabras,recibe un abrazo.
Pilar, "tu" Ghirlandaio me tiene completamente hechizado, vuelvo a mirarlo una y otra vez: la pureza del rostro, las ordenadas geometrías del vestido y de los rizos, esa paleta cálida que tanto acompaña... Un cuadro de esos para vivir con él.
Hablas en este post de uno de los pintores a quien más admiro: Ghirlandaio (Domenico) -otro gran artista que murió, como quien dice, en la flor de la vida- y, claro está, hablando de él ya que es él el autor del magnífico retrato que efectuó a la bellísima Giovana Tornabuoni, no puedo evitar que me venga a la cabeza, como contraste, una de las, para mí, joyas del arte renacentista: “El retrato de un mi abuelo que ganara una batalla”... ¡Uy, no; no!!!, que eso son unos versos de León Felipe... :))
Va, venga; hablando en serio: Me refería al impresionante retrato ”Abuelo con nieto”, en el que Ghirlandaio logró armonizar el crudo realismo patente en la deformidad de la nariz del abuelo, a causa de la rosácea, la enfermedad cutánea que afectó también a Rembrandt, con la ternura que espiran ambos personajes retratados.
Otra, supongo, buena exposición, ¿eh?
Allau la profunda sencillez con la que describes el "Ghirlandaio" lo deja bien claro, ¡te has enamorado¡...
y es que, no es para menos...
Assur, si, ese abuelo desprende una ternura que apesar de la deformidad de su rostro, solo se aprecia la belleza del momento.
Todavía no he visitado la exposición, lo haré esta semana que entra, de momento la estoy preparando con el magnifico catálogo que han editado para la ocasión y que he tenido la suerte de que me regalara mi hijo Javier.
Querida Pilar:
Este cuadro se fija en la memoria para siempre. Has estado, como siempre, exquisita en tu texto: Casi he visto la boda y también el entierro de la joven y desafortunada señora que Ghirlandaio plasmó para siempre en todo su inocente resplandor.
Un beso y mil gracias.
Cómo nos enamoramos de estas obras magníficas, y cuánto regocijo nos regalan tan generosamente como tú, al compartirlo con tan buen gusto y acierto. Un abrazo, Pilar.
Sigo en el reclinatorio...
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