Cuarenta mil personas visitan diariamente el Ermitage en los meses de verano.
Es el Ermitage, Hermitazh, en la ciudad de San Petersburgo, uno de los museos más famosos del mundo. Sus fondos ocupan un vasto conjunto de edificios de los cuales el más impresionante es el Palacio de Invierno. Construido por Bartolomeo Rastrelli, arquitecto italiano, que llegó a Rusia con su padre en 1716 para trabajar a las órdenes de Pedro el Grande. Su ornamentado estilo barroco se puso muy de moda y fue nombrado arquitecto de la corte en 1738.
El exterior del edificio ha cambiado poco, pero diversos arquitectos alteraron los interiores que fueron casi por completo restaurados tras el incendio de 1837.
Tras el asesinato de Alejandro II en 1881 la familia imperial sólo residió en él en raras ocasiones. Durante la I Guerra Mundial se instaló en algunas de sus salas oficiales, un Hospital de campaña, y en julio de 1917 el Gobierno provisional instaló en él su cuartel general, que terminó siendo tomado por los bolcheviques.
Los inicios de éste gran museo se deben a la iniciativa de Catalina La Grande, que compró algunas de las mejores colecciones, de la Europa occidental, 2.500 pinturas, 10.000 gemas talladas, 10.000 dibujos, gran cantidad de objetos de plata y porcelana y las alojó en el Pequeño Ermitage, edificio que hizo construir exclusivamente con éste fin y donde ella se retiraba del bullicio de la corte (1764-1775, arquitectos: Vallin de la Motte y Yuri Velten).
El Nuevo Ermitage (1839-1851), fue proyectado por Leo von Kleze para formar un todo coherente con el Gran Ermitage. De todo el conjunto, es éste el único edificio concebido para museo.
Es imposible conocer la inmensa colección del Ermitage en una o dos visitas, Arte Prehistórico, Arte Clásico, Oriental, Ruso, colecciones extraordinarias de pintura Italiana, Española, Holandesa, Alemana, Francesa, Inglesa... Arte Europeo de los Siglos XIX y XX... y además sus magníficas salas adornadas de estucos y dorados increíbles del barroco ruso, columnas de malaquita, puertas y muebles de bellísima marquetería, jarrones gigantescos de minerales semipreciosos, tapices de las más renombradas fábricas europeas, relojes de maquinarias imposibles, espejos venecianos, retratos, ropa de la familia imperial... ... añadamos a todo esto el factor humano, 40.000 personas que transitan alucinadas entre tanta maravilla, sin intuir siquiera, que ninguno de esos bellísimos objetos existirían sin que sus ojos maravillados las contemplaran.
Fotografía: pfp, visitantes en el interior del gran museo Ermitage.
2 comentarios:
Yo también quisiera reforzar la existencia de estas maravillas con mi mirada. Tu, Pilar, ya lo has hecho, afortunada criatura.
Te estaba esperando y no podías iniciarte con un reclamo mejor. Iré, me lo prometo...
Gracias, pero sigue, sigue.
Pilar:
Una hermosa crónica y una fotografía viva. Sigo siguiéndote.
Un beso antiguo.
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