"Nací para zapatero. Lo sé, siempre lo supe. Recordando ahora la larga enseñanza, de mi vida, veo con claridad cuan fuerte, despiadada e inflexible es en mí la pasión que me empujó cada vez más lejos por un camino tan lleno de adversidades".
A los nueve años después de confeccionar zapatos para sus hermanitas, entró en el taller del zapatero del pueblo, donde aprendió el oficio, a través de las habituales prácticas de taller, que incluían cuidar al niño del maestro.
A los once años marchó a Nápoles para continuar su formación como zapatero de moda y poco tiempo después volvió a Bonito, contento de haber aprendido todo lo posible, donde abrió una tienda propia de zapatos a medida para señora. Pese al éxito obtenido en Bonito, pronto sintió el deseo de buscar en otras partes, y pronto se decidió a marchar a los Estados Unidos donde ya estaban instalados cuatro hermanos suyos.
Una rápida ojeada a los zapatos fabricados en la industria de Estados Unidos bastó para confirmar una convicción, que conservó toda su vida: ¡los zapatos debían hacerse a mano y sólo a mano¡
Fotografía: Botina con cabezada de tela pintada a mano (1927-1930). Florencia colección Ferragamo.
3 comentarios:
Naciendo en Bonito, estaba predestinado a buscar la belleza hiciera lo que hiciera. O a la pesca del atún y similares, según se mire.
El hermoso botín esconde el tobillo pero se adivina, para decir:
Hay un poema en toda mujer,
desde su tobillo desnudo
hasta la divina forma de su sien;
desde su cabello impoluto
hasta la bella forma de su pie.
Me pregunto, Pilar, si con botines como este una puede llegar lejos...o bien, si haber llegado lejos te autoriza a calzar esta joya como premio al camino recorrido.
Piés para qué os quiero. Para Ferragamo, claro.
Besos bonitos o "carini".
Publicar un comentario