sábado, 11 de julio de 2009

Salvatore Ferragamo




"Nací para zapatero. Lo sé, siempre lo supe. Recordando ahora la larga enseñanza, de mi vida, veo con claridad cuan fuerte, despiadada e inflexible es en mí la pasión que me empujó cada vez más lejos por un camino tan lleno de adversidades".




A los nueve años después de confeccionar zapatos para sus hermanitas, entró en el taller del zapatero del pueblo, donde aprendió el oficio, a través de las habituales prácticas de taller, que incluían cuidar al niño del maestro.




A los once años marchó a Nápoles para continuar su formación como zapatero de moda y poco tiempo después volvió a Bonito, contento de haber aprendido todo lo posible, donde abrió una tienda propia de zapatos a medida para señora. Pese al éxito obtenido en Bonito, pronto sintió el deseo de buscar en otras partes, y pronto se decidió a marchar a los Estados Unidos donde ya estaban instalados cuatro hermanos suyos.




Una rápida ojeada a los zapatos fabricados en la industria de Estados Unidos bastó para confirmar una convicción, que conservó toda su vida: ¡los zapatos debían hacerse a mano y sólo a mano¡



Fotografía: Botina con cabezada de tela pintada a mano (1927-1930). Florencia colección Ferragamo.




3 comentarios:

Titus dijo...

Naciendo en Bonito, estaba predestinado a buscar la belleza hiciera lo que hiciera. O a la pesca del atún y similares, según se mire.

Josefina dijo...

El hermoso botín esconde el tobillo pero se adivina, para decir:

Hay un poema en toda mujer,
desde su tobillo desnudo
hasta la divina forma de su sien;
desde su cabello impoluto
hasta la bella forma de su pie.

GLÒRIA dijo...

Me pregunto, Pilar, si con botines como este una puede llegar lejos...o bien, si haber llegado lejos te autoriza a calzar esta joya como premio al camino recorrido.
Piés para qué os quiero. Para Ferragamo, claro.
Besos bonitos o "carini".