viernes, 27 de marzo de 2009

mirando hacia arriba, dos


Llegó a casa de noche, muy tarde, pasada de alcohol y por agua, se quitó el dos piezas de Armani y lo metió en una bolsa de basura junto a los restos de una botella de ketchup y unos espaguetis olvidados encima de la mesa de la cocina en avanzado estado de petrificación.

Durmió toda la noche como si le hubieran puesto pentotal en vena. Al despertar por la mañana, resacosa, repitió la ceremonia de las aspirinas, se puso sus vaqueros más roñosos, se pintó poco y mal, dejó el pelo sin peinar, como siempre, mal cortado por ella misma en arrebatos de última hora frente al espejo con las tijeras de las uñas, se concedió una sonrisa, recordando que no obstante su pelo, marcaba tendencia en la oficina, -así de tonta era la gente- pensaban que el corte era obra de un peluquero última moda, se caló sus grandes gafas de sol, y entonces empezó a encontrarse algo mejor...

Sin saber que hacer, con todo el día por delante, salió a dar tumbos por la ciudad, seguía lloviendo y pasó el día de autobús en autobús, realizó la linea completa del 326 que paraba cerca de su casa, empalmó en el final de trayecto con el 620, y luego con el 187, para terminar en el 459, con la única compañía consciente de una caja de donuts y dos latas de cocacola, que fue comiendo y bebiendo, mientras miraba sin ver la ciudad a través del cristal del autobús correspondiente.

A media tarde dejó de llover y decidió bajarse a tomar un café en un barrio desconocido y cutre a las afueras ...




Fotografía: obra de Philip Taafle

6 comentarios:

Esdedesear dijo...

Te escucho con una copa de vino en la mano y una chimenea encendida. Sabrás por qué. Por cierto quiero la marca de esas gafas. Gracias por el cuento, me encanta.

Anónimo dijo...

Me gusta mucho el relato, casi desedaría que, a través de tu vasta imaginación, no terminara... siguieras acompañada de los pintores que como Taaffe ha sido un nuevo descubrimiento para mi...

Por cierto, esta vez, sí es un hombre: Juan Bautista ¿no?

tag dijo...

Pilar,

Por favor, supongo que no nos dejaras asi y continuarás con el relato.
Veo que ya la has transformado en una mujer practica y segura de si misma,de la que ahora cuando termine de lamerse sus heridas, se puede esperar cualquier cosa.

Y de Philip Taaffe, decirte que me encanta su obra. Fijate que estaba pensando en hacer un Slide de fotos, como hice con Vettriano.
En cuanto tenga tiempo, lo hago.

Besos

glòria dijo...

Gracias por atender mi sugerencia y seguir con la historia con el valor añadido de haber convertido en mujer a quién yo ya pensaba que lo era y es que la ilustración así parecía mostrarlo.
La obra que acompaña este post me da un poco de yuyu y es que las serpientes y su indesentrañable expresión me dan abiertamente MIEDO.
Yo, como Josefina y como Tag tampoco quiero que esta historia se acabe así como así.
Tu verás, autora.
Besos.

Joaquim dijo...

No estaría mal, amiga Pilar, que a cada capítulo le vayas cambiando el sexo.
Kundry ya nos advertía que el sexo, en este caso, es lo de menos, o sea que no estaría mal que siguiendo la historia, al día siguiente continuara siendo ese hombre, que pasado mañana volverá a ser una mujer.
Quiero saber como sale de ese atolladero mental, por si me sirve de algo, ¿sabes?
Aunque seguramente con unas birras y unos novillos quizás....
Un petó amiga.

pfp dijo...

vamos a ver Joaquim, ¿que hago ahora que la he sacado de un Armani Woman?, ¿meterle en un Hermenegildo Zegna?, hombre, criatura, ¿pero tú no me querías?