domingo, 22 de marzo de 2009

Bruce Chatwin; "Los trazos de la CANCIÓN"

Bruce Chatwin (1940-1989) fue durante una década uno de los niños mimados de Sothebys, la prestigiosa casa de subastas de arte de Londres, hizo una carrera brillante en contra de su voluntad, solo para satisfacer los deseos maternos. Unas navidades despertó en casa de un amigo, completamente ciego. Su médico, a sabiendas de que no se trataba de nada orgánico, le recomendó un viaje, y se fue a Sudan para reponerse, de lo que parecía ser una crisis nerviosa y vocacional. Se quedó en aquel país africano más de cuatro meses y de alguna manera nunca más volvió. Su pasión por los viajes, su talento literario y su imaginación le han dejado en el grupo de los grandes escritores viajeros anglosajones. "Los trazos de la CANCIÓN", es una novela, un libro de viaje, que se desarrolla en el subcontinente oceánico. Nos habla del pueblo aborigen australiano donde consideraban a su país como una inmensa partitura musical: "allí donde pisan pueden cantar canciones inmemoriales que hacen surgir el paisaje, otorgan derechos territoriales, tornan posible el trueque simbólico y permiten expresar el alma del cantante". Hay además en este libro una colección de aforismos, que le convierte en un texto singular y mágico. "Robert Burton-sedentario y erudito rector de Oxford- consagró muchísimo tiempo y estudio a demostrar que el viaje no era una maldición, sino un remedio para la melancolía o sea para las depresiones que causaba la vida sedentaria: Los mismos cielos giran continuamente, el sol se levanta y se pone, la luna crece, las estrellas y los planetas mantienen su movimiento constantes, los vientos siguen removiendo el aire, las aguas refluyen y fluyen, sin duda para conservarse, para enseñarnos que debemos estar permanentemente en movimiento". The Anatomy of Melancholy "Los Trazos de la canción" Bruce Chatwin. Muchnik Editores S A Fotografía: Arte aborigen australiano, obra de Lindsay Bird Mpetyane

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Leo:
"cada cual es un hilo tramado en la red de un universo respetable y caótico, una línea melódica que discurre afinada en la frecuencia de las líneas de sus semejantes, ancestros, y descendientes. Algunas vidas se agotan en un escaso pentagrama de relaciones vivenciales. Otras, sin ser infinitas, rematan en la gloria de una vasta sinfonía de trazos melódicos. "

Pilar, tienes el arte de provocar la curiosidad y la expectativa hacia horizontes no explorados (hablo de mi), pero esta provocación hace descubrir que nos mantenemos vivos en un mundo inagotable...
Gracias, gracias.

pfp dijo...

Gracias a tí Josefina, tienes razón "un mundo inagotable" que vale la pena explorar aunque séa sólo por medio de un buen libro de viaje, una aventura muy recomendable, a veces mil veces mejor, que un "tour operador" y además sin pisar un aeropuerto...

Besos.

tag dijo...

Pilar,

Me han devuelto un correo que te he enviado a tu e.mail.
¿lo has cambiado?

glòria dijo...

Yo soy tan sedentaria que hasta ciertos de viajes pueden fatigarme sin embargo disfruto de cuanto nos cuentas y de como lo ilustras. Siempre parecer sacar, como una maga, interesantes personajes que guardas detrás de una cortina para sorprendernos.
¡Mil gracias y besos!