jueves, 1 de enero de 2009

collage Neruda

Kundry me envía un collage de Neruda: "se me ocurrió cuando leía el poema Nª15 de Veinte poemas de amor y una canción desesperada"


Ah silenciosa!
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
Ah silenciosa!

Apegada a mis brazos como un enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.

He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles

En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.

Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?

Mi corazón sombrío te busca, sin embargo,
y amo tu cuerpo alegre, tu voz suelta y delgada.

Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!

Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla
en el atardecer resonante muriendo!
Así en horas profundas sobre los campos he visto
doblarse las espigas en la boca del viento.

Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca.
Oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría.

Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Escucha otras voces en mi voz dolorida
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.

Me gusta cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Innumerable corazón del viento
latiendo sobre nuestro silencio enamorado.

Me gusta cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.

Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.

Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.

Muda, mi amiga,
sola en lo solitario de esta hora de muertes
y llena de las vidas del fuego,
pura heredera del día destruido.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Me gusta cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.



Fotografía: Carboncillo sobre papel, pfp

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es la oración de vida más hermosa que se puede elevar al infinito, expandir como la luz, penetrar como la lluvia fina sobre el alma doliente de tanto amar...

glòria dijo...

UN AFORTUNADO COLLAGE, POETICO, AMOROSO Y CANTADO CON DESESPERO.