Leonardo Da Vinci (1452-1519) Miguel Angel Buonarroti (1474-1564), toscanos los dos, ambos mostraron la misma mente inquisitiva y un raciocinio excepcional, pero en todos los demás aspectos tenían poco en común.
Miguel Angel era feo, y descuidado en su atuendo personal, de trato áspero susceptible, inflexible, hombre de difícil convivencia. Llevaba una vida solitaria y miserable en Roma alejado de relaciones sociales. No tuvo ningún ayudante con talento a su lado y nunca colaboró con nadie en trabajo alguno. Su obstinación y desconfianza le llevaron a muchas dificultades con sus colegas.
Sin embargo su enorme capacidad de creación, su facultad casi única de expresar sus ideas con igual genialidad en escultura, pintura, arquitectura y también en poesía, su auténtica devoción a los pocos amigos que quería de verdad y su incapacidad de ser afable con los que no le caían bien intrigaba a sus contemporáneos tanto o más como ahora a nosotros.
Miguel Angel nos permite percibir en su poesía las angustias que le llegan al fondo del alma, la gran mayoría de sus cartas y sonetos tratan de sus reacciones personales, su estado de ánimo, sus emociones y pensamientos acerca del amor, la belleza y el significado de la vida y del arte. Su esencia quizás, en tres versos de un soneto inacabado:
El entendimiento cabal no lo tiene
quien no haya experimentado la inmensidad
del arte y de la vida.
Los escritos de Leonardo son la misma antítesis de Miguel Angel. Las 5.300 páginas de sus cuadernos que se conservan están llenas de todo tipo de observaciones objetivas, pero las emociones están excluidas.
La personalidad de Leonardo fue tan desconocida para sus contemporáneos como lo es hoy para nosotros. Vasari lo describe hermoso, afable, generoso y un excelente conversador. Sin embargo a pesar de su cortesía permaneció siempre alejado de todo tipo de controversias y complicaciones. El profesor Heydenreich dice que “su circunspección, su naturaleza impersonal debió ser tan grande que formó una barrera infranqueable entre él y los demás”
Esparcidos por todos sus escritos encontramos unas pocas observaciones generales que nos indican su deseo de evitar en lo humanamente posible la vida cotidiana y las tentaciones de la amistad:
A fin de que el bienestar del cuerpo no dañe a la mente, el pintor o dibujante debe permanecer siempre solitario.
La pasión intelectual ahuyenta la sensualidad.
El recuerdo de los beneficios enseña ingratitud; es frágil.
Creced en paciencia cuando os encontréis con grandes injusticias y entonces no podrán atormentar vuestra mente.
Fotografía: Leonardo da Vinci. Autoretrato . Se representó como pensandor. Su boca expresa amargura y desilusión.
P.D. A Leonardo lo admiro pero no comparto su idea de aisalmiento, ¡gracias a Dios no soy un genio¡. La amistad para mi es el bien más preciado. A Joaquim y Fede. Con cariño.
8 comentarios:
Si para ser un genio o un gran ser predestinado al Arte en su máxima dimensión conocida, hay que aislarse, poner una distancia infranqueable con el mundo sencillo, con el vivir de las gentes diversas que en el mundo habitan y hay que renunciar al amor, a la amistad, a los errores y aciertos en las actitudes de nuestro existir, entonces me siento un pequeño gusanito... pero me subiré por el tallo de una flor, oleré su perfume y me acunaré entre sus hojas multicolores hasta que la muerte nos separe... Y, si tengo ocasión, me deleitaré con la belleza de sus pinturas y la originalidad de sus escritos y poemas, respetando lo que fueron y el altísimo tributo que pagaron por ello...
Pilar,
Ayer fue tu santo y te recordé. Lo hago a menudo pero ayer me acudiste más de una vez al pensamiento.
Michelangelo e Leonardo. No sé como seria mi carácter de haber nacido con una mente de tal nivel. Sufro sin ser un genio y pienso que cómo deben de sufrir quienes lo son viendo sus mentes invadidas de ideas brillantes que hay que canalizar y gestionar.
Bello post.
Un cálido beso.
Glups Pilar! Vaya par.
Ellos unos piltrafillas, pero chica, su obra, eso si que es para arrodillarse y no levantarse durante un buen rato.
Lo que no sé yo, es como asocias semejantes monstruos con esos dos de la dedicatoria. Hay que ver como eres. Cuando se lo diga al Fede, verás tú. Aunque quizás sea la única manera que te haga una visita. Te las sabes todas, ¿eh?
Me maravilla la ingente obra de estos dos grandes, pero a nivel personal no creo yo que hiciéramos muchas migas.
A mí me gusta relacionarme con los amigos, compartir las cosas, los momentos de felicidad y cuando estos están ausentes poder recibir y proporcionar consuelo.
Estoy muy agradecido, por la parte que me toca, que nos hayas dedicado este post, escrito con esa delicadeza tan propia de tu carácter y que tan bien se ajusta a tu sensibilidad.
Yo tampoco puedo encontrar una inmediata relación (ojalá fuera así!, señal de que habría pisado fuerte en la vida) con estos dos super ilustres creadores de arte en tántos campos. Sin embargo me siento halagado de que mi nombre figure al pie de un sentido escrito relativo a ellos.
Muchas gracias, Pilar! y un abrazo muy fuerte (hoy va de abrazos).
Fede
si suerte que no somos genios pero la verdad, la verdad, que no hubiera estado mal, haber pintado la Capillla Sixtina.
El Moises o el David, Pilar, eso es casi un pecado de perfeccionismo.
Lo que realmente importa y trasciende es la obra, no el creador, el cual para ser genial ¡hombre! algo rarito tiene que ser.
Yo sí sacrificaría determinados placeres en el altar de la genialidad creativa. Sostengo que la creación artística es lo más elevado que puede poseer un ser humano, divinizándole en la inmortalidad de su obra.
Pocos castigos son comparables a la propia consciencia de la mediocridad.
mediocridad. Aplicable a todo, terrible palabra, la peor del diccionario de La Real Academia de la Lengua Española
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