" En Enero de 1933, cuando Adolf Hitler accedió al poder, nuestra ópera, La dama silenciosa, estaba practicamente acabada en partitura para piano y el primer acto instrumentado casi del todo. Al cabo de pocas semanas se hizo pública la estricta prohibición de representar en teatros alemanes obras de autores no arios o en las que hubiera intervenido de una forma u otra un judío; el gran interdicto se hizo extensivo incluso a los muertos y con gran indignación de todos los melómanos del mundo se retiró la estatua de Mendelssohn situada delante de la Gewandhaus de Leipzig. Con esta prohibición me pareció decidido el destino de nuestra ópera. Di por sentado que Richard Strauss renunciaría a la segunda obra y que empezaría una nueva colaboración con algún otro libretista. En lugar de ello me contestó a vuelta de correo diciendome que vaya por Dios qué ideas se me ocurrían y que al contrario (...) no tenía la intención de permitir que nadie le prohibiera colaborar conmigo. Y tengo que confesar que mientras duró nuestra colaboración, me guardó una fidelidad propia de un buen camarada, hasta que pudo. Es verdad que , al mismo tiempo, tomó precauciones que me resultaron menos simpáticas: se acercó a los potentados, se encontró a menudo con Hitler, Göring, y Goebbels y cuando Furtwängler se rebeló públicamente, aceptó la presidencia de la Cámara de Música del Reich nazi.(...)
En realidad a su sacro egoismo de artista solo le preocupaba una cosa mantener viva y vigente su obra y sobre todo ver representada su nueva ópera por las que sentía un afecto especial.
Y así aquel día negro para la Alemania nacionalsocialista trajo consigo la representación de una ópera en que el nombre proscrito de Stefan Zweig volvía a figurar en todos los carteles. (...) La ópera tuvo una gran éxito y tengo que hacer constar en honor de los críticos musicales que nueve de cada diez aprovecharon de nuevo, por última vez, aquella buena oportunidad para mostrar su profunda oposición a las ideas racistas dedicando a mi libreto los elogios más amables. "
El mundo de Ayer. Memorias de un europeo. Stefan Zweig
La mujer silenciosa se estrenó en Dresde el 24 de junio de 1935, y tras la segunda representación se prohibió en Dresde y en toda Alemania, motivo por el cual Richard Strauss presentó su dimisión como presidente de la Cámara de Música del Reich.
Fotografía: Obra de Markus Lüpertz
8 comentarios:
Pilar,
El mòn d'ahir, el llibre que tu esmentes m'entusiasma. Recordo molt bé els paràgrafs que reprodueixes.
Un petó!
Me encanta de Zweig la novela "Carta de una desconocida"...
la adaptación cinematográfica que hizo Max Ophüls en 1948 de esta novela también es maravillosa...
Las casualidades de la vida han hecho que haya podido disfrutar dos veces de esta ópera. En Viena y la misma producción en el Chatelet con la Dessay. UNA GOZADA.
Recordando lo que pasó en estas horribles épocas de guerras, miedos y terrorismo institucional, es muy fácil criticar actitudes de personas que por no ser héroes sucumbieron al poder de una forma más o menos implicada...
A veces quienes critican (o criticamos) nos olvidamos de los bombardeos de Hirosima y sus miles de muertos igualmente inocentes.
Un ¡bravo! por esa partitura y su libretto y por sus autores.
mr. ripley estoy de aucerdo "la carta de una desconocida" es una maravilla es de los libros que tengo en montaña en la mesilla y de vez en cuando cae otra vez de un tirón.
Kundry si tienes el libreto me encantaría leerlo. He encargado la ópera que es de la que no se encuentran en el cortingles y con esto del verano a ver cuando la consigo.
Besos a todos, ¡que calor¡
Cuenta, para el viernes una "Die Schweigsame Frau", ya la he echado a la bolsa de Ezcaray. La verdad es que la tengo "repe". Es la versión de Karl Böhm en el Festival de Salzburgo en 1959, con Hotter, vonMilinkovic, Prey, Wunderlich, Güden,...
El libreto en alemán y traducido al inglés.
bien Kundry este finde, además, haré practicas de ingles. Besos
Zweig fue un ejemplo artístico y vital, pero la ópera de Strauss no acaba de llegarme...
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