En 1970 en la galería Marlborough de Nueva York Philip Guston desvela su retorno a la figuración.
Para Guston, al arte abstracto había llegado a un punto muerto. Lo calificó de "falso", de ser una forma de "evasión de los sentimientos genuinos que tenemos del mundo, con nosotros dentro de él". "A medida que avanzaban los años sesenta me sentía dividido, esquizofrénico", dijo entonces. "La guerra de Vietnam, la situación en EE UU, la brutalidad del mundo. Qué tipo de persona soy: leo revistas, en casa, y me acosa una furia frustrante; pero, luego, voy al estudio a ajustar un rojo sobre un azul. Debía hacer algo. Sabía que se estaba abriendo una senda delante de mí. Una senda cruda, a medio formar. Quería ser un todo de nuevo, como lo era de niño... quería ser una unidad entre lo que pienso y lo que siento".
Ante una crisis, hay quienes ven un problema, quienes ven una oportunidad, quienes perciben ambas cosas, quienes se pierden en la oscuridad de las circunstancias y quienes con valentía atacan de frente el problema; el arte de Guston refleja el diálogo interno que el artista mantuvo constantemente con sus demonios personales. La visión de niño de su padre ahorcado de una soga; la muerte por gangrena de un hermano mayor; la proximidad de su propio ocaso tras sufrir un ataque de corazón revierten en la tela a través de objetos, figuras y formas que se van repitiendo a lo largo de sus lienzos; una bombilla suspendida de un cordel, los encapuchados, el brazo acusador, las piernas kilométricas y suelas de zapatos, cigarrillos y puros perennemente encendidos aportan pistas sobre su autor, pero también sobre la sociedad que le rodea.
Fotografía: Philip Guston. Mesa de pintor 1973. La obra de su última década recuerda, en una primera aproximación al esfuerzo de un niño. Son trabajos divertidos y furiosos a la vez, delatores de la corrupción política y de los vicios personales; el artista que agota todos los cartuchos para integrar arte y vida.
5 comentarios:
Tal vez el mecanismo íntimo del Arte es conseguir echar fuera de uno mismo los demonios personales, de los cuales ni su cualidad puede ser “cool”, ni su cantidad suficientemente amplia para evitar la catalogación y el hartazgo de los gurús que marcan tendencias desde su impotencia ¿por qué será que esta historia me recuerda a la Escuela de Darmstadt?
El Arte es Libertad o no es Nada.
Sobre la función social del Arte, mejor abrir otro blog... cuando sepamos qué ponernos.
pues tú, barbazul, sí que sabes que ponerte, que ponernos¡... el Arte debe ser eso, el gusto por la belleza, por la inteligencia y la libertad...y tú la pones a raudales en tu blog que es "cuestión de sensibilidad"...
par de besos
No sabía todo eso de P. Guston. Interesante leer como los artistas se plantean estas cosas y sus resultados frente al lienzo.
Besos
Gracias, Pilar.
Siempre me prsentas artistas que, en su mayoría, no conozco. Tan vanguardistas o post-post-vanguardistas ellos y tú.
Te escribo en nada.
Mil besos.
todos tienen un denominador común, ese que les hace aún más interesantes; las finas o gruesas pinceladas de sus biografías.
virgi y gloria, BESOS
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