miércoles, 7 de marzo de 2012

vida de novelas




La  vida de la mayoría  no da para escribir un libro -pensó  envidiando a la protagonista-, ni tan siquiera  para uno malo. Cerró de golpe  el que tenía en las manos mirando su  reloj de pulsera y se levantó del sofá de un brinco, era media tarde, apenas le quedaban unas horas para recoger la casa, ducharse, vestirse  y comprar cualquier cosa para la cena,... pan comido.

Elegía los libros por el título más que por el autor, también por esas pequeñas reseñas que salen en los suplementos culturales, y los leía como si fuera a encontrar en ellos, un manual de instrucciones para su vida.  Durante los dos o tres días que duraba su lectura adoptaba camaleonicamente la personalidad de los protagonistas, sus horarios, sus comidas, sus gustos y costumbres, su manera de vestir,... de esa forma daba aliciente a su monótona  y aburrida vida.

La novela que estaba a punto de acabar transcurría en Nueva York. Aquella noche, en aquella pequeña ciudad provinciana ella no podía asistir a ningún concierto, a ninguna exposición, a ninguna brillante lectura de un escritor famoso, tampoco tenía ningún amante a quién llamar, pero mimetizó el personaje cocinando para la cena un pastel de calabaza como el de su actual heroína…

Después de cenar y recoger la cocina, volvió a su habitación, se puso un pijama a rayas azules como su protagonista y se metió en la cama para terminar el día leyendo  las aventuras de esa pequeña burguesa norteamericana, con la que había compartido los últimos tres días ciudad, perro, familia y  amantes .

pfp

Fotografía: Marea baja II. pfp


  

10 comentarios:

maac dijo...

Leer, la gran evasión, hermoso y triste.

pfp dijo...

hermoso, maac, hermoso.

Barbebleue dijo...

pues yo sigo atrapado por esas "mareas bajas"...

¿qué tal mimetizarse en grano de arena?

pfp dijo...

eso es fácil barbazul, la fuerza de la vida como el mar, nos lleva y nos trae a su antojo como si fuéramos granos de arena diminutos...

Silvia dijo...

Pilarita, tan bonito como siempre! evasión, mimetizarse... tu relato me ha recordado a una poesía que transcribo, a ver si os gusta también, un besazo!
Silvia

Alabanza de los sueños - Wislawa Szymborska

En sueños
pinto como Vermeer van Delft.

Hablo griego con fluidez
y no sólo con los vivos.

Conduzco un coche
que me obedece.

Poseo talento
y escribo grandes poemas.

Oigo voces
no peor que los venerables santos.

Mis dotes pianísticas
os dejarían boquiabiertos.

Revoloteo como es debido,
es decir, por propio impulso.

Me precipito desde el tejado
y sé caer, suave, en el verdor.

No tengo problemas
para respirar bajo el agua.

No puedo quejarme:
he descubierto la Atlántida.

Por suerte sé despertar siempre
antes de morir.

En cuanto una guerra estalla
me vuelvo del otro lado.

Soy hija de mi época
pero no por obligación.

Hace un par de años
vi dos soles.

Y, anteayer, un pingüino.
Con meridiana claridad.

Wislawa Szymborska, de Paisaje con grano de arena, Lumen
Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski

virgi dijo...

Me encanta haberte descubierto.
Mucho.
Voy a leer, je je.
Montón de besos, Pilar.

pfp dijo...

querida Silvia, qué alegría tenerte por aquí¡¡¡. Ésta Wislawa es una todo terreno, un 4x4 de mujer, al menos eso es lo que me trasmite su poesía,...besos

Virgi, el gusto es recíproco, ya no pierdo una entrada tuya. Besos también

Alfredo dijo...

El texto es precioso y conmovedor.
La foto evocadora y sugerente.

Besos

pfp dijo...

gracias Alfredo, un abrazo

GLÒRIA dijo...

Me he encontrado a mi misma en esta narración magnífica. De repente llevava un conjunto blanco de los años 20 y pensaba que había que cambiar el suelo del fondo de la piscina porque yo todavia veo correr la sangre inocente de Jay Gatsby. Nunca podré olvidarle y nunca perdonaré a mi infame marido. Pero todo, todo tendré que callarlo mientras, por mi cabeza, corre la sangre amada de Jay Gatsby.
Beso.