sábado, 5 de diciembre de 2009

Schönberg, instalado



Decía Schomberg que encontraba la expresión; música atonal de lo más desafortunada, -es como llamar a volar, el arte de no caer-.


La instalación Transfigured Schönberg del artista Dionisio Gonzalez, está compuesta de un número considerable de altavoces, algunos de ellos aún hábiles, suspendidos del techo por medio de cables, formando un gran cilindro estrangulado (6 m de ancho x 5 m de altura).

Pretende representar en el aire este "arte de no caer" envolviendo al espectador además, con el sonido que se proyecta desde el techo de la Capilla, una reconstrucción, una reinterpretación, de la pieza musical La noche transfigurada, de Schönberg .


Acoge esta intervención, el espacio denominado la Capilla, del complejo museístico Patio Herreriano de Valladolid, antiguo monasterio de San Benito cuyo origen se remonta a los Reales Alcázares, de los siglos XII y XIII. Sobre el solar que ocupaba dicha fortaleza fue edificado el monasterio. A finales del s. XVI se encargó al arquitecto Juan de Ribero Rada el diseño de un nuevo y más amplio monasterio del que es resultado el Patio Herreriano. Su adaptación a museo de arte contemporáneo ha supuesto la rehabilitación de un edificio cargado de connotaciones asociadas a la estructura preexistente, que los arquitectos han potenciado a través de volúmenes limpios y el uso cuidadoso de los materiales.


La noche transfigurada, Schonberg (Part 1)
http://www.youtube.com/watch?v=cdTNhN4R4sc&feature=PlayList&p=18F5443FEA25A810&playnext=1&playnext_from=PL&index=15


Documentación: Museo Patio Herreriano


Fotografía: pfp Vista parcial de la instalación.

Recomiendo la pagweb del artísta Dionisio Gonzalez: http://www.dionisiogonzalez.es/

y del Museo: http://www.museopatioherreriano.org/

4 comentarios:

GLÒRIA dijo...

Pilar:
Tendre que volver, gustosamente, y releer con atención y entrar en los enlaces que nos das. Hoy es de aquellos días -y ya llevo unos cuantos- en que tus posts, siempre interesantes, me sumen en la conciencia de que no sé nada.
Sólo me ha gustado que mi apreciado Schonberg despreciara la apreción "música atonal" ya que este mismo pensamiento ha acudido muchas veces a mí sin saber que el maestro había llegado antes. Tengo una amiga música y dice del todo convencida que todo, absolutamente todo es música.
"La noche transfigurada" me entusiasma. En mi caso la escucho poco y cuando lo hago redescubro el enigmático clímax de los violines sincopados iniciando melodías que no se sabe dpnde acaban si es que acaban.
¿Cuánto me aportas Pilar! Fíjate lo que he soltado de un tirón y suspendida en el espacio aspirando al arte de no caer.
Un beso ingrávido.

GLÒRIA dijo...

Fe de erratas:
Donde dice "apreción" digo "expresión". El interrogante antes de "Cuánto me aportas..." debe ser un signo de admiración.
Detesto la palabra "errata". No hace falta decir el porqué.

Barbebleue dijo...

A lo que sí se atrevió Schönberg fue a asegurar que la tonalidad había muerto. Desde luego en la Noche Transfigurada todavía nadie la había matado. Se limita, y ya es mucho, a ofrecer un muy lírico poema postromántico deudor del Tristán.

La instalación es efectista, pese a usar altavoces corrientes, sabe generar espacio. El sonido, tal vez cacofónico, estaría más cercano a Varèse (y más apropiado)

Preciosa entrada!

Titus dijo...

Pues le doy la razón a Schönberg, el prefijo "a-" lo usamos con mucha ligereza, muchas veces sin ser conscientes de que lo aplicamos a personas o cosas que no están incompletas, a las que no les falta de nada. A la música llamada atonal no le falta la tonalidad, simplemente es así, y si es de Schönberg, además es maravillosa.

Actualmente estoy leyendo el "Tratado de ateología" de Michel Onfray donde hay una reivindicación parecida en contra del término "ateo", pues indica la falta de un dios cuando es de suponer que quien no cree en ningún dios tampoco lo echará a faltar ni se sentirá incompleto.

La instalación me ha gustado mucho, y la entrada también.