miércoles, 27 de agosto de 2008

Tokio, una mañana , tempranito.

8.30 a m. Metro de Tokio, en la puerta y en los pasillos decenas de personas en grupos silenciosos cruzan en dirección contraria a la mía, en colores opuestos al mío, yo vaqueros y camisa verde loro, ellos pantalón negro planchado a raya, camisa blanca y americana colgada al brazo, ellos llegan al distrito financiero, yo voy al Museo Nacional en el bellisimo parque Ueno.

Entro al vagón mirando todavía el plano de mi guía, levanto la cabeza para encontrar un sitio libre, me siento, y busco con la mirada las indicaciones de las próximas paradas, todo correcto, adelante, me queda un buen rato, ocho paradas que no se si seran largas o cortas. Me relajo, es mi primer metro en Tokio, todo parece ir bien. En un momento cambio de opinión, dios, ¿donde me he metido? en el asiento de enfrente cuatro hombres viajan en coma, me giro a derecha e izquierda, lo mismo, las cabezas ladeadas sobre los hombros, las cervicales distorsionadas hacia atrás o hacia delante, los que van de pié, colgados de las perchas de las barras, también van en estado catatónico... mi cerebro se pone en guardia... ¡ataque terrorista¡, gas sarin, ¿hace cuantos años ya, en el 94, 95? ...fue una secta religiosa, han resurgido de sus cenizas y se están vengado , y me toca a mi, que voy cogiendo todos los números de las rifas allí a donde voy... Y mira que me lo ha dicho mi marido, ¡cogete un taxi¡ ...empiezo a olisquear, el sarin debe ser inodoro... me despido de la vida con calma, no puedo decir que no he vivido, pero no me lo esperaba aquí y ahora, ¡de vacaciones¡ ... saco la barra de labios, me pinto, pura mecánica, la vuelvo a meter, el metro sigue imparable nadie se mueve, yo respiro bien a pesar del gas sarin y el agobio mental... de repente el metro comienza a frenar suavemente, y comienzo a detectar cierto movimiento en el vagón, algunos empiezan a salir del trance y bostezan, otros desde luego siguen en coma profundo. Para el tren, definitivamente me aclaro ¡soy una agonías¡... estos lo que van es muertos pero de sueño, uffffffff¡¡¡ y salen los resucitados y entran nuevos candidatos a una muerte efímera.
Continúo el viaje, abro mi guía de nuevo, me concentro en las plantas del Museo Nacional de Japón que voy a visitar, al poco, un ruido cerca de mi oído me hace levantar de nuevo la vista, sobresaltada miro, es el señor de al lado, ¡todo controlado¡, ronca apaciblemente.


Fotografía: pfp Salida estación de metro Ueno-koen Tokio

11 comentarios:

javi duque dijo...

qué bueno este!!

me ha encantado, tienes que contarnos más cosas de esa sociedad tan consumida por el trabajo, o más bien alienada como decía el tito Karlos.

besos! talk to u soon!

pjdfp dijo...

Pensaba que era un relato para el concurso de hace un par de meses. ¿Y no hay tios apretando a la gente en las puertas de los vagones? Eso será en la hora punta.

Barbebleue dijo...

Yo no habría sobrevivido. Habría sido incapaza de sacar el lápiz de labios.

Liverani dijo...

El detalle de la barra de labios es lo mejor (sin desmerecer el resto de la historia). Si uno va a morir, ¿porqué no estar guapo?. Totalmente de acuerdo. Me recuerda a aquella advertencia-manía de mi madre cuando nos decía a mi hermano y a mí que siempre llevásemos calzoncillos presentables por si algún día teníamos un accidente, por aquello del qué dirán. Nos interesaba que su priemra precoupación fuese nuestro aspecto antes que nuestras fracturas... el fascinante mundo interior de las madres. Me engancho a Tokyo ahora. Espero más, y sobre todo espero ir. Besos.

glòria dijo...

Entre Sofia Coppola y ty me estoy haciendo un Tokyo nada nada aburrido.
Por un momento, leyéndote, he pensado que sería gas sarin y que, seguro, tu eras inmune y emergías a la calle dejando a tus extintos compañeros de viaje subterráneo.
Besos!

pfp dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Joaquim dijo...

Criatura de mi vida, me has hecho reir un montón. Te veía ahí sentadita ojiplática y boquidilatada ante tan magnífico espectáculo y con el lápiz de labios. ¡PURO ALMODOVAR!
Seguramente ese país tendrá, de hecho por lo que has contado hasta tu experiencia metropolitana así lo confirmas, cosas infinitamente interesantes que ofrecer, pero con la afoto que nos has puesto y el relato, digamos que dejaré mi visita nipona para más adelante.
kissinets

pfp dijo...

ni por el forro me iba a imaginar yo que lo que más os impresionaría de mi relato iba a ser el lapiz de labios... es un tic, llevo siempre 30 en el bolso, cada uno se agarra a lo que puede...
Gloria, que guión para otra película... ¿nos animamos?
Liverani, te quiero por aquí a menudo vale?, en Japón te esperan con candeletas, te animo, os animo, si podeis en otoño, debe ser una maravilla de colores incluso en Tokio que tienen auténticas bellezas de parques y jardines, y ellos incluso dormidos son una monada. Besos a todos

Anónimo dijo...

A mi también me ha recordado el concurso de relatos que ideaste para uso y disfrute de todos... Pero esta experiencia tan bien explicada y con ese toque tan natural, tan sorprendente al mismo tiempo del pintalabios, es genial.
Pienso que la sociedad a la que te refieres no debe tener otro remedio que vivir así o quizás no puede ni imaginar que hay otras maneras de vivir ¿para qué?
Con todo lo peculiar que resulta y, con todo respeto a su circunstancia, me quedo donde estoy porque, como mínimo, tengo la ilusión de que la vida puede llegar a ser mejor para todos y digna de ser vivida como se merece, aunque no llegue a verlo, no importa...

enric dijo...

HAHAHAHAHAHA!!! Buenísimo, Pilar!!! y, aunque te suene a repetitivo, has logrado con lo del pintalabios guiñarnos el ojo cuando más nos tenías preocupados leyendo tu relato. Felicidades!

Mr.Ripley dijo...

Has visto Lost in traslation, Pilar? Desde luego en la peli Tokyo sale fascinante...