martes, 9 de enero de 2018

pintura rusa

 
         

Si tuviéramos que resumir en pocas palabras la profundidad que el pintor I. I. Levitán expresa en sus obras, podríamos hacerlo valiéndonos de dos de sus mejores amigos, Chéjov y Serov. 

En los dramas de Chéjov, siempre puede distinguirse dos tipos de personajes que generan parte de la tensión dramática: unos viven alejados en el campo esperando a los que han de llegar, y otros que llegan de la ciudad o del extranjero, con ecos de vivencias de un mundo más brillante, para pasar una temporada. Valentín Serov retratará básicamente a estos, actrices, aristócratas , artistas, personajes del gran mundo, y Levitán se internará en el paisaje espiritual de los que se quedan en el corazón de Rusia.

Levitán, en los umbrales del siglo XX, culmina el proceso de introspección y de experiencia mística que encarna el paisaje ruso.


Imagen: Isaak Illik Levitán, Kybartia (actual Lituania) 1860 - Moscú 1900. Paz perpetua. Óleo sobre lienzo; 150x206 cm 

2 comentarios:

Fackel dijo...

Una de las cosas que más me llama la atención de Levitan es que la luz en sus cuadros no reside sola o meramente en el conjunto, en una especie de representación genérica que flota más o menos imprecisa. En el cuadro que adjuntas la luz -y por lo tanto el color elegido para destacarla- parece estar en el objeto nube. En otros cuadros suyos está centrada en una iglesia, en unos árboles y su reflejo acuático, en un recodo del camino, en las hojas de otoño, en la tierra yerma o en el suelo nevado, en las olas llegando a la orilla. La luz reverbera en cada espacio o en cada objeto y estos a su vez la potencian, parece decirnos. Pero, ea, son devaneos míos sin duda. Siempre fantaseo y transmito mis impresiones y emociones por libre.

pfp dijo...

pues qué bien te devaneas, Fackel, y que gusto recibir tus emociones...
I. I. Levitán es sin duda una figura principal (por no decir la más) de paisaje de los ochenta y noventa del siglo XIX, con una capacidad para infundir en sus paisajes sutiles estados anímicos casi imperceptibles ...

gracias Fackel, aquí tienes tu casa.