viernes, 17 de abril de 2009

"la sombra" 2ª entrega



Algunas personas paseaban, mientras que otras cabalgaban; y podía oírse el tintinear de las mulas cuando pasaban, ya que todas llevaban cascabeles en sus jaeces. Los niños lanzaban cohetes y petardos, los muertos eran trasladados a sus últimas moradas y sonaban las campanas de las iglesias. Sí todo era bullicio, allá abajo en la calle. Sólo en una casa, justo enfrente a aquella en la que vivía el sabio, todo se hallaba en calma; y, sin embargo, allí vivía alguien puesto que había flores en el balcón, unas flores que crecían de modo tan exuberante al calor del sol que no hubieran podido hacerlo a menos que fueran regadas; y eso alguien tenía que hacerlo; por lo que, evidentemente, alguien tenía que vivir allí. Además la ventana de la casa de enfrente se abría al caer la tarde, a pesar de que en el interior todo estaba oscuro; al menos el salón, aunque desde la parte de atrás llegaba sonido de música. El sabio la encontraba maravillosamente hermosa; pero bien podía haber sido fruto de su fantasía, ya que todo le habría parecido maravilloso en aquel país cálido, de no ser por el sol.

El dueño de la casa en la que residía el extranjero aseguraba no saber quién vivía en la casa de enfrente, ya que nunca se había visto a nadie allí; y en cuanto a la música la encontraba terriblemente aburrida. Le parecía exactamente como si alguien estuviera ensayando una y otra vez una pieza musical -siempre la misma- y nunca aprendiera a tocarla acertadamente.

Una noche el sabio extranjero se despertó y como había estado durmiendo con la ventana abierta, la cortina se había descorrido a un lado a causa del viento, y entonces le pareció como si un maravilloso resplandor inundase la habitación de enfrente; todas las flores relucían como llamas de los colores más espléndidos, y en medio de las flores se erguía una muchacha alta y hermosa que parecía relucir del mismo modo. El espectáculo casi cegó la vista del extranjero, que de un salto abandonó la cama. Muy despacio, se colocó detrás de la cortina , pero la muchacha ya se había marchado y el resplandor había desaparecido; las flores seguían en su sitio, como siempre, sin relucir lo más mínimo, pero desde la ventana abierta salía el sonido de una música agradabilísima, que penetraba en el alma y despertaba los pensamientos y sentimientos más maravilloso.


(Continuará)


Hans Christian Andersen. "La sombra", Nuevos cvuentos de hadas (1847)




Fotografía: obra de Gregorio Prieto (1897-1992)


5 comentarios:

Josefina dijo...

!Ay,Pilar! Me resulta maravilloso unir el misterio y el deseo sorprendido por aquél... Los personajes ya forman parte de mi esperar de cada día, algo inesperable... !Cómo sabes sorprender!
Gracias

tag dijo...

Que bonito el cuento,me tiene fascinada.
Le hubiera ido bien la foto que he puesto hoy en mi relato ¿verdad?
Con la chica envuelta en musica....

Un besito

glòria dijo...

Seguiré leyendo al mago Andersen a través de tu voz. La obra de Gregorio prieto, artista que no conozco, me ha encantado. ¡Qué inquietante!
Continuaré.

enric dijo...

... Y el día de la verbena de San Juan, pedíamos prestado el carretón al carpintero de la esquina, y acompañábamos al bueno d'en Sisco a la playa para ayudarle a llenar cubos de arena que serviría de cojín para evitar que el empedrado se chamuscara con la hoguera que, hecha de trastos viejos, quemaría al son del estruendo de los petardos, y...

¡Sigue, sigue, Pilar!

pfp dijo...

yo sigo Enric, pero tú también por favor.
Besos para tod@s pero hoy especiales para tí Enric