lunes, 11 de febrero de 2019

Silvya Plath, in memoriam




16- En el piso de arriba, en el cubículo del cuarto de baño, lustroso, blanco y aséptico, impregnado de olor a piel cálida y dentífrico, me inclino sobre el lavabo cumpliendo con un rito maquinal y limpio las zonas proscritas, adorando el reluciente grifo plateado, el brillo quebradizo que centellea caprichosamente. Caliente y frío, la higiene que viene en pastillas verdes, delicadas y perfumadas. Veo las líneas finas y curvadas que trazan los cabellos en el esmalte, y los medicamentos coloridos, los frascos de cristal, las botellas que pueden curar los síntomas de un resfriado o hacerte caer dormida en una hora.Y luego la cama, en el mismo aire labradamente fértil, perfumado de lavanda, y los lazos de las cortinas, y el cálido olor felino como de almizcle, aguardando a impregnase en ti... por todas partes la espera lánguida. Y tú eres la conmovedora personificación de todo esto. De por y para ti. Dios mío ¿es esto todo lo que hay, el eco de las risas y las lágrimas a lo largo del pasillo? ¿La adoración y el odio a ti misma? ¿La exaltación y el hastío?

Julio 1950 

Sylvia Plath. Diarios Completos Traducción Elisenda Julibert. ALBA TRAYECTOS

Imagen: Cuaderno perteneciente a  Silvya Plath (27 de octubre de 1932- 11 de febrero de 1963)