We two boys together clinging 1961
El reto del museo ha sido ir más allá y destacar, a través de una colocación casi cronológica de un centenar de piezas, las líneas maestras de una obra rica en temática y técnicas. Y el hilo conductor, en palabras de uno de sus comisarios, Chris Stevens, es la reflexión del artista sobre “cómo vemos el mundo y cómo el artista es capaz de capturarlo en dos dimensiones”.
El espectador se adentra en los años de estudiante de Hockney, entre 1959 y 1962, en los que una reveladora visita a la exposición de Picasso le permitió comprender que un artista no tenía por qué limitarse a un solo estilo.
El impacto que el expresionismo abstracto provocó en los artistas europeos de la época se ve en cuadros como, We two boys clinging (1961), que constituye -en sus propias palabras- “actos de propaganda” del amor homosexual en un momento en que estaba prohibido.
Las siguientes salas están consagradas a su alejamiento de la abstracción en los años sesenta, y sus juegos de equilibrios entre la imaginación y la observación. Esos años deparan a Hockney un descubrimiento fundamental: la ciudad de Los Ángeles, a la que viaja en 1964 y que le cautiva con sus espacios abiertos, la luz blanca del sol, la moderna arquitectura y el culto al cuerpo.
Su obra, particularmente la de los años sesenta, ha quedado como una iconografía de las revoluciones sexuales, económicas y estéticas de una época. Tanto, que hay cosas de la realidad que se identifican con Hockney: las altísimas palmeras de Los Ángeles, las piscinas suburbiales, los aspersores de riego sobre el césped, todo eso lleva ya la firma del pintor.
Peter getting out of Nick’s pool (1966),
Modelo con autorretrato inacabado (1977)
A bigger splash (1967)
Woldgate Woods. Noviembre (2006)
Pocos artistas vivos han alcanzado un éxito tan masivo como Hockney. Y esta gran exposición, organizada en colaboración con el Pompidou y el Metropolitan, pretende ser también un reconocimiento al personaje, que este verano cumple 80 años y sigue muy activo, como demuestran la videoinstalación los cuadros dibujados con tabletas iPad que ocupan las últimas salas de la exposición.
Fuente del texto, el País
2 comentarios:
Vi una exposición en Barcelona y me encantó. Uno de los cuadros era de Jack Nicholson.
Besos y besos.
Hockey es atractivo, colorista, y un buen observador.
un abrazo, Gloria
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