martes, 20 de mayo de 2014

Carolus Rex


Carlos II, de España, El Hechizado (Madrid 1661- 1700), murió envenenado doscientos años antes de haber nacido. Hijo de Felipe IV y Margarita de Austria, fue el resultado de la sexta generación de la Casa de Austria. Su vida entera fue una agonía y su pasión esterilidad.


Los Habsburgo, como todas las cortes europeas, consideraban los matrimonios la clave de su grandeza política. Casaban a sus herederos emparentandolos una y otra vez entre ellos, sin darse cuenta que dicha clave comportaba un desastre biológico.
En el enlace de Doña Juana la Loca y Felípe el Hermoso se unieron dos castas emponzoñadas, y sus descendientes, generación tras generación de incestos y endogamia concentró el veneno que acabó con el pobre Carlos II y su dinastía. Solo los hijos bastardos, tuvieron la posibilidad de un desarrollo y una salud razonable.
El terrible árbol genealógico de Carlos, comporta tan solo treinta y ocho individuos cuando lo normal es que entre la tercera, cuarta  y quinta generación se compartan ciento doce. De los cincuenta y seis antepasados maternos de Carlos,  cuarenta y ocho eran también antepasados de su padre Felipe IV. En los dos arboles genealógicos el nombre de Juana La Loca, aparece ocho veces. Así pues siete de los ocho bisabuelos de Carlos II descendían de ella.

El nuncio de su S.S. hacía esta descripción cuando Carlos II contaba 20 años: "El rey es más bien bajo que alto, no mal formado, feo de rostro, tiene el cuello largo, la cara larga y como encovada hacia arriba: el labio inferior típico de los Austria; ojos no muy grandes, de color azul turquesa y cutis fino y delicado. El cabello es rubio y largo, y lo lleva peinado para atrás, de modo que las orejas quedan al descubierto. No puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una mesa, u otra cosa. Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora: por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad propia."


Ilustraciones: Retratos de Carlos II, rey de España por Juan Miranda de Carreño (Avilés, Asturias 1614- Madrid 1685) Retratos sobrios, austeros, en los que Carreño a pesar de las deficiencias físicas de Carlos II, hace resaltar con gran destreza y maestría, la dignidad real que representaba.

2 comentarios:

Allau dijo...

Para una visión objetiva, nada como los nuncios de Su Santidad.

pfp dijo...

si Allau, ellos siempre ojo avizor!