jueves, 10 de marzo de 2011

un "pinta" de cuidado


El caso de Agostino Tassi, seductor de Artemisia Gentileschi.

A comienzos del siglo XVII un caso de seducción causó un gran revuelo público en Roma –no por la violación de un código moral sino porque el culpable se había negado a aceptar las esperadas consecuencias. Por esta razón, el padre, ofendido llevó el asunto a los tribunales. Los personajes principales fueron el pintor Oracio Gentileschi, su talentosa hija Artemisia, y Agostino Tassi, amigo de Oracio y profesor de la joven.
En 1612, cuando Artemisia tenía quince años y Tassi más de treinta, Orazio Gentileschi dirigió la siguiente petición al Papa:

“Una hija del suplicante ha sido desflorada a la fuerza y conocida carnalmente por Agostino Tassi, pintor, amigo íntimo y colega del suplicante. También está envuelto en este asunto obsceno un amigo de Tassi, Cosimo Quorli. Se sabe que, aparte de la desfloración el dicho Cósimo, con sus mentiras, ha arrancado de las manos de la joven varias pinturas y, especialmente, una Judit de considerables dimensiones. Y puesto que, Bendito Padre, éste es un hecho tan brutal y depravado, y ha causado detrimentos y perjuicios tan serios y gravosos al pobre solicitante, particularmente porque fue perpetrado so pretexto de amistad, se siente como si todo esto le hubiera matado”.

El consiguiente juicio duró varios meses. Artemisia declaró por primera vez, que la violación tuvo lugar en casa de su padre, un día que se encontraba a solas con su profesor “no obstante su fuerte resistencia y las heridas que ella le había infringido”. Para calmarla, el pintor habló de matrimonio y en consecuencia ella se consideraba como su esposa, pero cuando se dio cuenta de que no iba a cumplir su promesa, reveló todo a su padre que entonces acudió a la vía legal. Dos meses más tarde Artemisia fue interrogada nuevamente bajo tortura. Cuando se le pusieron las empulgueras –instrumento que servía para dar tormento apretando los dedos pulgares- gritó a Tassi: “esta es la alianza que me diste, y estas tus promesas”.

Días después se llamó a Tassi para dar su testimonio, quién rebatió todos los cargos con hábiles evasiones o descarados contraataques. Preguntado por su pasado, admitió que había estado en la cárcel dos o tres veces y condenado a galeras. Interrogado acerca de su esposa su respuesta fue: “Murió, no sé cómo ni cuando, pues la dejé en Lucca”, cuando en realidad había encargado a unos mercenarios que la matasen por haberle abandonado por uno de sus amantes. Tassi colmó de injurias a Gentileschi y acusó a un tal Stiattesi de haber perpetrado la violación a Artemisia. Pero no salió de este trance con éxito, hasta su propia hermana Olimpia compareció como testigo declarando en contra suya:

“Este hermano mío es un bribón y un desgraciado que vive de su ingenio; jamás se comportó bien desde su niñez, y por tanto, marchó de Roma a Livorno, donde existen autos y cargos contra él por las picardías que perpetró mientras estuvo fuera de Roma

Tassi pasó más de ocho meses en la cárcel de Savella, pero al final el caso fue sobreseído. Los pleitos de Tassi debieron ser bien conocidos por todo el país especialmente el caso de Artemisia, aunque a los clientes de Tassi no les inmutó. En los años posteriores al escándalo recibió sus más importantes encargos para decorar palacios de familias romanas tan eminentes como los Peretti, Rospigliosi, Lancelotti, Pamphili, etc. incluso el palacio Quirinal. Pero no se reformó su carácter, posteriormente se vio involucrado de nuevo en sucios pleitos, incluso cuando ya estaba lejos de ser joven.

Sus contemporáneos a pesar de concederle grandes elogios como artista, juzgaron abominable su conducta : “licencioso en extremo”, “un genio a la hora de contar mentiras”, “impertinente, jactancioso, falso, parlero, pendencioso, nada piadoso y nada temeroso de Dios”.
Según la mentalidad moderna, lo más enigmático del asunto es que Orazio Gentileschi y Tassi no tardaron en perdonarse y en olvidar el tema, renovando su vieja amistad. Artemisia una joven a la que a raíz del proceso se le consideró lasciva y precoz, tuvo tras un matrimonio de conveniencia una carrera distinguida y muy honorable como artista.

Algunos de sus cuadros, como el que propongo hoy en la fotografía que encabeza el relato hablan mejor que nada ni nadie, de los sentimientos de la artista: Artemisia Gentileschi. "Judit y Holofernes".
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Fuente del texto: Nacidos bajo el signo de Saturno. R y M. Wittkower

1 comentario:

GLÒRIA dijo...

Querida Pilar:
Gracias por contar tan bien un hecho tan escabroso de la historia de esta gran pintora. Nada sabía yo de su vida y pocas fotografías de sus cuadros he visto. Investigaré.
Un beso.