domingo, 28 de febrero de 2021

Jawlensky (3)


En 1927, Jawlensky comenzó a advertir los primeros síntomas de la enfermedad que sería causa de su muerte, una artritis deformante, comenzando así un penoso calvario lleno de atroces dolores, una parálisis progresiva y costosos e inútiles tratamientos.

La enfermedad le obligó a reducir drásticamente el formato de sus cuadros a partir de 1934, cuando comienza una una nueva serie limitada a lo esencial: las Meditaciones. Hasta 1937 pintó casi setecientos rostros, con el pincel atado a sus agarrotadas manos, sufriendo lo indecible, pero con una necesidad desesperad de expresarse.

En 1933 dice en una carta a su mecenas y galerista Hann Bekker vom Rath: "Fisicamente soy puro dolor, pero espiritualmente me siento libre y vivo y amo el arte".  En sus cartas no hay una sola mención o acusación contra el odiado régimen nacionalsocialista -que lo incluyó en la lista de pintores degenerados, prohibiéndole exponer o vender su obra-. Se limitó el artista a hablar de su dolor físico y de su inmensa necesidad de espiritualidad de infinito: "El arte es ansia de Dios"-. Murió en 1941  afectado de una parálisis total, aunque lúcido de mente a la edad de setenta y siete años.


Fuente del texto: Angélica Jawlensky. FMR, edición española 3/1991


Imagen: Fuga en rojo y azul, óleo sobre papel tela, Alexej Jawlensky




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