En todas las naturalezas muertas se muestra, de una manera más o menos manifiesta, el tema de la vanidad de las cosas, la queja sobre la fugacidad de la vida, simbolizadas a menudo mediante una calavera o un reloj, tal como en esta naturaleza muerta de Pieter Claesz, en la cual se añaden una copa volcada y una vela apagada símbolos del carácter efímero de los placeres humanos.
También es de señalar una velada crítica a la erudición de la cultura del libro. En la época en que fue pintado (1630), se producía una fuerte expansión del comercio de libros por Europa. La necesidad de plasmar en el libro los conocimientos, experiencias y pensamientos de la vida del individuo para inmortalizarlos, se enfrentaba a un enfoque religioso escéptico y reaccionario.
Fotografía: Obra de Pieter Claesz