lunes, 25 de noviembre de 2019

la vida en malva


A mediados del siglo XIX se produce la revolución más importante del color, gracias al descubrimiento de la síntesis de los pigmentos y colorantes sintéticos. En los años 1830 se sintetizó primero la murexida (purpurato de amonio) a partir de excremento de serpiente y guano de las islas de Perú. Más tarde se desarrolla el púrpura francés, lamado mauve (malva) por los coloristas franceses; tinte natural derivado de líquenes, que a finales de los años 1850 se descubre la manera de fijarlo para que pudiera teñir  y fijarse en el algodón.  Estos descubrimientos llevaron a este color a ponerse de moda, tanto en pintura como en el vestuario de las damas de París y Londres. Tanta fue la tendencia, que sobre 1850 y hasta más o menos mediados de 1860 se le ha llamado la "década malva".

La asociación del violeta o malva con el feminismo data de principios del siglo XX. Existe una leyenda que lo vincula con el color de las camisas que fabricaban 146 mujeres que murieron calcinadas en un incendio que se produjo en una fábrica textil de Estados Unidos en 1911. Los hechos se le atribuyeron al propio jefe de la fábrica que, ante la huelga anunciada de las trabajadores, prendió fuego al edificio con todas ellas dentro.

Ilustración: Amor de abril óleo de Arthur Hughes  que data de alrededor 1855.

viernes, 15 de noviembre de 2019

Identidad, por Joan Margarit




IDENTIDAD

¿Qué hacer con las palabras al final?
Sólo puedo buscar, para saber qué soy,
en la infancia y ahora en la vejez:
ahí es donde la noche es fría y clara
como un principio lógico. El resto de mi vida
es una confusión por todo aquello
que nunca he comprendido:
las tediosas dudas sexuales
y los inútiles relámpagos
de inteligencia. Debo convivir
con la tristeza y la felicidad,
vecinas implacables.
Se acerca la última verdad, durísima y sencilla.
Como los trenes que en la infancia,
jugando en el andén, me pasaban rozando.


Joan Margarit, premio Cervantes 2019


Imagen: Ilustración de Joan-Pere Viladecans


martes, 5 de noviembre de 2019

Unamuno: nunca habrá paz para nosotros


[...]

El profetismo carismático de Unamuno, opuesto al inerte sadismo de Franco, culmina en un amargo presentimiento: "nunca habrá paz para nosotros". Los españoles no están hechos para que sus ideas engranen entre si y puedan establecer términos de acuerdo. Cada idea crea a su alrededor una membrana de repudio; "esas gentes" proclamó el rector en una carta a Maragall, "tienen un cerebro cojonudo". Quiero decir que en la mollera en vez de sesos tienen los testículos".

[...]

Jesús Mota, El PAÍS 3 de noviembre de 2019


Imagen: William Kentridge, Sudáfrica 1955