Al igual que Abu Dhabi o Dubai, Doha se sumía en la pobreza, subsistiendo de la pesca de perlas hasta 1949. Pero Qatar no quiso unirse a los Emiratos Árabes, logrando su independencia en 1971. El descubrimiento de petróleo y sobretodo, gas, trajo grandes recursos económicos, lo cual, sólo recientemente ha repercutido en su modernización y revitalización social, de su arquitectura e infraestructuras urbanas. Similar al caso de los Emiratos, los qatarís han contratado miles de expatriados, principalmente del sudeste asiático, para llevar a cabo tareas de mano de obra, constituyendo actualmente la amplia mayoría de la población qatarí.
El museo de Arte Islámico inaugurado en noviembre del 2008, es una de las grandes obras terminadas recientemente, el último gran proyecto del longevo arquitecto Ieoh Ming Pei. (Cantón, China, 1917) Arquitecto y urbanista estadounidense de origen chino.
UBICACIÓN
La bahía de Doha es una conformación geográfica semicircular donde se alojan los más importantes servicios y el centro financiero de esta ciudad. En un extremo de la bahía, se ubica el museo en medio del agua, enmarcado por un amplio malecón curvo, llamado Al-Corniche centro de comercio y el turismo de élite, pero Doha parece querer establecerse como la capital cultural y educativa del Golfo Pérsico y para ello viene invirtiendo importantes recursos en el desarrollo de equipamientos culturales.
El museo descansa en su propia isla, su reflejo en el agua se ve desde toda la bahía, de hecho, para llegar al edificio hay que atravesar un puente. El arte islámico utiliza el agua como espejo y prescinde de representaciones de la figura humana, por mandamiento expreso en el Corán. Debido a esta prohibición, la caligrafía, los motivos florales y geométricos aparecen como formas recurrentes. Fue y es la geometría un elemento de ordenación arquitectónica predilecto de la cultura islámica, como puede verse en el magnífico ejemplo de La Alhambra en Granada.
El acceso a esta pieza escultórica de arquitectura está enmarcado por un eje flanqueado por palmeras,en una ligera pendiente, dándole cierto sentido procesional al ingreso. El interior, recubierto en mármol de tonos suaves y terrosos, se ilumina gracias a una generosa mampara de cristal desde la cual se pueden gozar de espectaculares vistas a la bahía. El interior se ordena alrededor de un gran atrio en el que se elevan dos grandes escaleras helecoidales rematadas por una ligera y bellísima lámpara-corona circular, con motivos árabes.
LA COLECCIÓN
La colección, no muy extensa, es una auténtica maravilla. Destaca por la calidad de todas las obras expuestas y por el aporte que cada una de ellas dio en su momento a la humanidad, la cultura musulmana. La colección dividida en salas especializadas incluye caligrafía, cerámica, orfebrería, textiles, etc, objetos provenientes de la península arábica, Turquía, España (Andalucía), Siria, Irán, Irak, y Egipto.
Fotografía: pfp. Vista cenital del gran atrio del MIA, donde puede apreciarse sus escaleras helecoidales y la gran corona circular sobre ellas.