martes, 19 de noviembre de 2024

Juan de Arellano




El siglo XVII en España fue testigo del notable florecimiento de la pintura de bodegones y floreros. Las flores aparecen en los primeros bodegones españoles hacia el año 1600 en los que los artistas respondían al doble reto de imitar la naturaleza y de emular los logros de los pintores antiguos, cuyas obras, aunque desaparecidas, quedaron descritas en antiguos textos latinos. A mediados del siglo XVII asistimos a la aparición de especialista en pinturas de flores, como Antonio Ponce y Juan de Arellano que demuestran lo espectacular que puede resultar el efecto de dichas obras que frecuentemente se pintaban por parejas o por series. Las propiedades decorativas de los cuadros de flores los hacía idóneos para la ornamentación de interiores y casi como sustitutos de auténticos ramilletes de flores.

El influjo de las nuevas especies de plantas procedentes de las colonias españolas en América, dio lugar al creciente impulso de los estudios botánicos en el siglo XVI además de estimular la curiosidad por la gran variedad de especies florales.

Las flores en los primeros bodegones, son intensamente descriptivas y su valor simbólico como emblemas de belleza destinada inevitablemente a marchitarse, queda tácitamente reconocido.



Imagen: Juan de Arellano, (Santorcaz, Madrid, 1614-Madrid, 1676).  Artista especializado fundamentalmente en los cuadros de flores, con los cuales consiguió un gran éxito, tanto artístico como financiero, que tras una primera etapa dedicado a la pintura religiosa, decide abandonar la figura para especializarse en el género floral.

Fuente del Texto: Museo Nacional del Prado.

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