martes, 18 de diciembre de 2012
el modelo y su pintor
"Por aquel entonces, había ciertos elementos de sadomasoquismo en nuestra relación que se expresaban en los actos concretos de pintar y posar. En algunos momentos, parecía difícil determinar quién de los dos era responsable del ambiente de ansiedad que flotaba en nuestro trabajo común. Sabía perfectamente que, como modelo, yo era un elemento fortuito, pero el trabajo no podía continuar sin mí. En consecuencia a veces era fácil confundir mi apariencia con mi persona, y ver tanto en una como en otra la fuente de su desesperación. Por otro lado, si Alberto no podía trabajar sin mí, el cuadro tampoco podía existir sin él. Ejercía un control absoluto sobre éste y por extensión -teniendo en cuenta su naturaleza, mi admiración por él, mi deseo de poseer el producto acabado y el hecho de que seguía en París solo para posar- también ejercía control sobre mí. A veces, el cuadro parecía crear, física e imaginativamente, un vínculo entre nosotros, que al mismo tiempo también se convertía en una barrera. Sin embargo, en una situación donde las ramificaciones eran inevitablemente complejas, por no decir ambiguas, hubiera sido difícil determinar exactamente qué actos eran sádicos y/o masoquistas, por parte de quién y porqué."
James Lord. Retrato de Giacometti, Ed. La balsa de la medusa. 2005
Fotografía: Retrato de James Lord, por Alberto Giacometti
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4 comentarios:
Curiosa y enigmática relación.
pues a mi me gustaría posar para un/a artista!
Así en la tierra como en el cielo...como la vida misma.
un abrazo
entre modelo y pintor ha de haber al menos un punto de atracción mutua,...eso no quita para que puedan producirse tensión y mal humor por ambas partes, como en el amor...
Maac, barbazul, Cass, besos
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