Después de disfrutar de los maravillosos espacios interiores del museo de Arte Islámico en Doha, de su espléndida colección, y de su baja temperatura, (se recomienda chaqueta para estar en el interior de las salas, donde se albergan antiguas alfombras y tejidos, libros y objetos muy delicados, que requieren del control exhaustivo de humedad y temperatura), después como digo, de salir de este complejo arquitectónico, hay pocas alternativas al descanso, se recomienda meterse en un taxi y visitar un Mall, o el resort de algún hotel. Todos en general tienen piscina (con el agua previamente enfriada), incluso playa privada,...y aquí en uno de estos resorts, fue donde mi capacidad de asombro me dejó tocada, y preparada para muchas sorpresas más.
La libertad de indumentaria es total para las mujeres occidentales, y por supuesto se puede utilizar en las en las playas y piscinas públicas o privadas, traje de baño o bikini, pero no pueden hacerlo las qatarís, ni tampoco como después he tenido prueba de ello las emiratís que visten igualmente su abaya negra hasta para tomar el sol ?¡ y para bañarse en la piscina. Supongo que si sigue la tradición de este ancestral traje de baño no habrá nadadoras islámicas, capaces de competir en próximas olimpiadas. Los hombres como era de suponer utilizan bañador occidental, nada de ponerse la kandura para tomar el sol en las hamacas, ¡hasta ahí podíamos llegar, ellos bien fresquitos, con su bañador fashionísimo.
La cohesión familiar parece muy fuerte, y es muy común ver familias numerosas, reunidas en torno a sus progenitores, pasando unos días de descanso en los grandes hoteles, haciendo vida occidental, comprando a troche y moche en los lujosos Malls comiendo y bebiendo en sus restaurantes y por supuesto luciendo bolsos, relojes y joyas de calibre entre sus tradicionales y negras vestiduras.
Continuaré, si Alá me lo concede.
pfp
Fotografía: pfp, playa privada en Doha