martes, 18 de septiembre de 2012
Abu Dhabi-Doha-Ezcaray
A pesar de la gran experiencia humana, no me cuesta mucho despedirme de Abu Dhabi, puede que sea para librarme de las altas temperaturas y del alto indice de humedad que he soportado durante mi estancia en la ciudad.
Además de callejear en los baratos y cómodos taxis, conducidos en su gran mayoría por pakistanís grandes seguidores y forofos de la liga de futbol española, he tenido oportunidad de visitar, además de la Gran Mezquita, el Mercado Central, diseñado por el arquitecto Norman Foster, un espacio mixto en el que se reinterpreta la arquitectura local y se actualiza el papel del Zoco como espacio comercial y público; he visitado también el hotel Emirates Palace, una mole de lujo, inaugurada en 2005 y construida por el gobierno de Abu Dhabi que es su propietario, -los costes para la construcción del hotel ascendieron a 3.000 millones de dólares, tiene una superficie total de 850.000m² en la que destaca el ajardinamiento y fuentes de la entrada, piscinas y balnearios, playa privada y helipuerto. Muchas de las suites y de las salas de la planta baja, están adornadas con mármol y oro y el piso superior del hotel rodea una de las cúpulas civiles más imponentes jamás construida, tiene también suites de uso exclusivo para visitas oficiales, y un parking subterráneo para 2.500 vehículos-.
El vuelo Abu Dhabi-Doha, es de apenas 45 m, de duración, durante los cuales me impresiona ver el paisaje desértico y el tranquilo mar del Golfo de un azul turquesa, salpicado de pequeños islotes desérticos.
A mi llegada, Doha continua en la tónica de altas temperaturas y humedad elevada, pero ya a la baja, incluso en estos parajes inhóspitos se deja sentir el final de la temporada estival. Vuelvo al gran Museo de Arte Islámico, paso gran parte del día allí, de vitrina en vitrina, admirando sobretodo la belleza de las antiguas lámparas que se utilizaban para iluminar sus mezquitas, y en su cafetería con vistas al espectacular sky line de la ciudad, como uno de los platos mas exquisitos de todo el viaje, "cordero asado al azafrán", ¡una auténtica maravilla¡...
Cuando despega el avión a las 2 de la madrugada, siete horas me separan de Madrid, duermo a ratos mirando el scaner que me indica la ruta de vuelta a casa, es emocionante sobrevolar la cuna de la humanidad y el Mediterráneo de punta a punta,... sueño con Marco Polo...
Al llegar a Ezcaray me recibe un día fresco de cielo radiante, de montañas verdes, de vacas pastando. Me espera al día siguiente la marcha bicicletera de las Crestas de la Demanda, -107 km con un desnivel acumulado de 3.700 m-... al final del día, decido no participar, hacer de voluntaria, y quedarme en un control de avituallamiento, no por nada, pero el calor del Oriente me ha dejado sin resuello, otro año será, y aunque la marcha no es competitiva, dejaré las vacaciones para mejor momento y me quedaré entrenando para ganar.
Fin de viaje.
pfp
Fotografía: Paula Astudillo. Ezcaray, Crestas de la Demanda
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
¡Vaya salto mortal!
Es como pasar de la ducha cálida al chorro de agua fría, sin duda revitalizante.
Bienvenida al K-os
ni sueñes con ganar; me presentaré yo...
K-os
¡Qué valiente eres, Pilar! Yo necesitaría dormir tres días. Tu texto es muy expresivo. Casi veo todo lo que tan bien describes, bellos edificios, el oro y el mármol, lámparas antiguas. Y tú siempre en el centro, estrella.
trepidante Joaquim, como el K-os
preséntate Barbazul, pero lo tienes crudo, B-os
para estrella y expresiva tú,Glorichu
B-os también
Un trocito de mí te ha acompañado.
Lo has contado tan bien que me sentía casi casi como si estuviera allí.
Besos
he intentado unas pequeñas pinceladas de una realidad compleja pero apasionante. Gracias por tu compañía Virgi, un abrazo.
Publicar un comentario