La vida de la
mayoría no da para escribir un libro -pensó
envidiando a la protagonista-, ni tan
siquiera para uno malo. Cerró de
golpe el que tenía en las manos mirando
su reloj de pulsera y se levantó del sofá
de un brinco, era media tarde, apenas le quedaban unas horas para recoger
la casa, ducharse, vestirse y comprar cualquier cosa para la cena,... pan
comido.
Elegía los libros por el título más que por el autor, también por
esas pequeñas reseñas que salen en los suplementos culturales, y los leía como si fuera a encontrar en ellos, un manual de instrucciones para su vida. Durante los dos o tres días que duraba su lectura adoptaba camaleonicamente
la personalidad de los protagonistas, sus horarios, sus comidas, sus gustos y
costumbres, su manera de vestir,... de esa forma daba aliciente a su monótona y aburrida vida.
La novela que estaba a punto
de acabar transcurría en Nueva York. Aquella noche, en aquella pequeña ciudad
provinciana ella no podía asistir a ningún concierto, a ninguna exposición, a ninguna brillante
lectura de un escritor famoso, tampoco tenía ningún amante a quién llamar, pero mimetizó el personaje cocinando para la cena un pastel de calabaza como el
de su actual heroína…
Después de cenar y recoger la cocina, volvió a su habitación,
se puso un pijama a rayas azules como su protagonista y se metió en la cama
para terminar el día leyendo las
aventuras de esa pequeña burguesa norteamericana, con la que había compartido
los últimos tres días ciudad, perro, familia y amantes .
pfp
Fotografía: Marea baja II. pfp
10 comentarios:
Leer, la gran evasión, hermoso y triste.
hermoso, maac, hermoso.
pues yo sigo atrapado por esas "mareas bajas"...
¿qué tal mimetizarse en grano de arena?
eso es fácil barbazul, la fuerza de la vida como el mar, nos lleva y nos trae a su antojo como si fuéramos granos de arena diminutos...
Pilarita, tan bonito como siempre! evasión, mimetizarse... tu relato me ha recordado a una poesía que transcribo, a ver si os gusta también, un besazo!
Silvia
Alabanza de los sueños - Wislawa Szymborska
En sueños
pinto como Vermeer van Delft.
Hablo griego con fluidez
y no sólo con los vivos.
Conduzco un coche
que me obedece.
Poseo talento
y escribo grandes poemas.
Oigo voces
no peor que los venerables santos.
Mis dotes pianísticas
os dejarían boquiabiertos.
Revoloteo como es debido,
es decir, por propio impulso.
Me precipito desde el tejado
y sé caer, suave, en el verdor.
No tengo problemas
para respirar bajo el agua.
No puedo quejarme:
he descubierto la Atlántida.
Por suerte sé despertar siempre
antes de morir.
En cuanto una guerra estalla
me vuelvo del otro lado.
Soy hija de mi época
pero no por obligación.
Hace un par de años
vi dos soles.
Y, anteayer, un pingüino.
Con meridiana claridad.
Wislawa Szymborska, de Paisaje con grano de arena, Lumen
Traducción de Ana María Moix y Jerzy Wojciech Stawomirski
Me encanta haberte descubierto.
Mucho.
Voy a leer, je je.
Montón de besos, Pilar.
querida Silvia, qué alegría tenerte por aquí¡¡¡. Ésta Wislawa es una todo terreno, un 4x4 de mujer, al menos eso es lo que me trasmite su poesía,...besos
Virgi, el gusto es recíproco, ya no pierdo una entrada tuya. Besos también
El texto es precioso y conmovedor.
La foto evocadora y sugerente.
Besos
gracias Alfredo, un abrazo
Me he encontrado a mi misma en esta narración magnífica. De repente llevava un conjunto blanco de los años 20 y pensaba que había que cambiar el suelo del fondo de la piscina porque yo todavia veo correr la sangre inocente de Jay Gatsby. Nunca podré olvidarle y nunca perdonaré a mi infame marido. Pero todo, todo tendré que callarlo mientras, por mi cabeza, corre la sangre amada de Jay Gatsby.
Beso.
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