
Ascético, elegante, sobrio, solemne, digno, modesto, reservado, indiferente, inexpresivo...
La templanza parece rasgo destacado de su persona, su complexión pálida, su nobleza, se refleja en el refinamiento de sus rasgos, su traje adornado con finos puños y gorguera es la personificación de la elegancia, no blasona ninguna cruz, y su colgante apenas es visible, pero su rico atuendo, su cadena y colgante de oro, el pomo finamente labrado y dorado de su espada dan fe de su riqueza y superioridad social. El decorado es parco, no hay cortinas ni mesas cubiertas de terciopelo, ni antiguas arquitecturas.
La identidad de este caballlero, queda guardada junto al corazón por su mano elegantemente explayada sobre su pecho. Este gesto indica una declaración de intenciones que ha de ser mantenida como cuestión de honor, una manera de manifestarse respetuosa y sincera. Su elitismo está templado por su virtud, sus valores morales sobrepujan a su fuerza física.
El Greco, ha detenido el tiempo para fijar la atención en un juramento perpetuo, inmortal.
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Fotografía: Caballero de la mano en el pecho. Museo del Prado, Madrid. Obra de
El Greco