
A la muerte de su padre, su madre le llevó a Haarlem donde entró como aprendiz con el pintor católico Frans Pietersz de Grebber.
En Haarlem, los católicos sobrepasaban en número a los calvinistas, podían ser miembros de grupos cívicos con derechos especiales en la comunidad, tales como gremios u organizaciones caritativas, pero estaban excluidos de los cargos públicos y no podían celebrar sus cultos en iglesias propiamente dichas, únicamente en edificios que por fuera no se distinguían de las casas.
Los católicos que siglos atrás, habían construido todos los viejos templos de la ciudad en los que ahora se les prohibía rezar, se sentían vencidos por la nostalgia e intentaban con sobornos a los vigilantes de la antigua Catedral de Haarlem que permitieran a sus sacerdotes católicos oficiar bautizos y celebraciones litúrgicas de noche.
Acabado su aprendizaje, Saenredam trabajó por poco tiempo como grabador, y en 1628 cuando contaba treinta y un años decidió dedicarse sólo a la pintura, especializándose en la representación de edificios. Saenredam no tenía carácter revolucionario y al elegir la especialidad, sin duda pensaba en quienes le habían precedido.
Es probable que al principio no se percatara (quizá nunca) de cuan distinto era su arte. Él sería el primer pintor que consagrara todos sus esfuerzos a la arquitectura, representando sólo edificios reales.
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Fotografía: Cabecera de San Bavón en Haarlem, vista de oeste a este. Obra de Pieter Saemredan. Worcester (Massachusetts) Art Museum.