
Fotografía: "Viajero frente al mar de nubes" 1818 obra de Caspar David Friedrich
En pleno catacrac económico y financiero mundial, un artista genial, por su talento para ganar dinero, subasta sus piezas en una casa especializada, ahorrándose la comisión de las galerías de Arte, un 50% frente al 15% que le ha cobrado la casa de subastas y gana con la operación 198 millones de dólares en un par de días.
El susodicho artista justificó su acción como una operación "democrática" en la que todo el mundo podía libremente pujar por sus obras. Muy listo, muy listo, si señor, teniendo en cuenta además que varios de sus amigos participaron en la puja para inflar los precios.
Y, ¿quien podía pujar por sus fantásticas piezas? pues cualquiera, cualquier mindundi que hubiera amasado hace cuatro días una fortuna, cobrando millonarias comisiones por hacer hipotecas fantasmas, o cualquier "genial" empresario inmobiliario o "respetable" banquero que haya vendido cantidades industriales de humo en vete tú a saber donde, como y a quien.
"El tiburón en formol" pieza muy disputada en la subasta, reconozco que tiene miga, será un toque indispensable, para el dormitorio de estas gentes arriba mencionadas. Y de gran utilidad, para recordarles que no es bueno dormirse en los laureles y que no descansen, que no peguen ojo, antes de maquinar su próxima dentellada.
"Por el amor de Dios", así se llama la calavera diamantina que ha comprado un "consorcio" del que forma parte el propio artista. Y digo yo, ¿como se las van a apañar para lucirla? ¿lunes fulanito, martes menganito, miercoles butanito...? como el concepto es pura democracia no tendrán problema.
El problema es: ¿quien se lleva la pasta?. Problema resuelto la "pasta" se la llevan siempre ellos.
Fotografía: ¡Por el amor de Dios¡ Calavera de platino forrada de zafiros, riéndose a mandíbula batiente, obra de Damien Hirst
Barbebleue, ésta entrada va por ti, con cariño.