lunes, 15 de febrero de 2021

Alexéi von Jawlensky (1)


 

Fascinado de niño ante un icono dorado de la Virgen, Alexei Jawlensky se dedicó como si de una religión se tratara al arte, en cuya liturgia había de corresponder al pintor la misión de "expresar en color su alma". Tema central y obsesivo de su obra fue el rostro humano, repetido hasta el infinito como una moderna versión del icono, huella indeleble de la emoción sentida en su infancia.

Angelica Jawlensky


Imagen: Alexéi von Jawlensky, 1864 Torzhok Rusia-1941 Wiesbaden, Alemania.

   

https://www.fundacionmapfre.org/arte-y-cultura/exposiciones/sala-recoletos/



martes, 9 de febrero de 2021

in memoriam, de tantos...


Es duro, asomarse a la lista interminable de músicos, escritores y artistas fallecidos por la Covid 19 en este año interminable. Es duro, por la muerte en soledad que les ha "acompañado"
por el vacío irrecuperable que dejan en nuestras vidas. Ellos, observadores privilegiados, nos van dejando solos ante las falsas verdades, ante la falsa esperanza.

Sus obras nos acompañaran, inmortales.


pfp


Imagen:Composición, "Rojo sobre Negro", serigrafía de Luis Feito. Madrid, 1929-2021.



 

miércoles, 3 de febrero de 2021

entre oscuridades




La cuna se balancea sobre un abismo, y el sentido común nos dice que nuestra existencia no es más que una breve rendija de luz entre dos eternidades de tinieblas. Aunque ambas son gemelas idénticas, el hombre por lo general, contempla el abismo prenatal con más calma que aquel otro hacia el que se dirige (a unas cuatro mil quinientas pulsaciones por hora).

[...]


Vladimir Navokov. Habla, memoria. 


Imagen: Kiki Smith

lunes, 25 de enero de 2021

del Hombre





CRISI  IX

Moral anatomía del Hombre

Eternizaron con letras de oro los antiguos en las paredes de Delfos, y mucho más con caracteres de estimación en los ánimos de los sabios, aquel célebre sentimiento de Biante: "Conócete a ti mismo".Ninguna de las cosas criadas yerra su fin, sino el hombre; él solo desatina, ocasionándole este achaque la misma nobleza de su albedrío. Y quien comienza ignorándose, mal podrá conocer las demás cosas. Pero ¿de qué sirve conocerlo todo, si a sí mismo no se conoce?. Tantas veces degenera en esclavo de sus esclavos cuantas se rinde a sus vicios. No hay salteadora esfinge que así oprima al viandante, digo viviente, como la ignorancia de sí, que en muchos se condena estupidez, pues ni aun saben que no saben, ni advierten que no advierten.


Baltasar Gracián

El Criticón

Edición Círculo de Lectores, noviembre 2001


Imagen: Antonio Saura, Huesca 1930- Cuenca 1998

lunes, 21 de diciembre de 2020

los hombres


 

Los hombres

A principios del siglo XIX (la fecha que nos interesa) las vastas plantaciones de algodón que había en las orillas eran trabajadas por negros, de sol a sol. Dormían en cabañas de madera, sobre el piso de tierra. Fuera de la relación madre-hijo, los parentescos eran convencionales y turbios. Nombres tenían, pero podían prescindir de apellidos. No sabían leer. Su enternecida voz de falsete canturreaba un inglés de lentas vocales. Trabajaban en filas, encorvados bajo el rebenque del capataz. Huían, y hombres de barba entera saltaban sobre hermosos caballos y los rastreaban fuertes perros de presa. A un sedimento de esperanzas bestiales y miedos africanos habían agregado las palabras de la Escritura: su fe por consiguiente era la de Cristo. Cantaban hondos y en montón: Go down Moses. El Mississippi les servía de magnífica imagen del sórdido Jordán. Los propietarios de esa tierra trabajadora y de esas negradas eran ociosos y ávidos caballeros de melena, que habitaban en largos caserones que miraban al río —siempre con un pórtico pseudo griego de pino blanco. Un buen esclavo les costaba mil dólares y no duraba mucho. Algunos cometían la ingratitud de enfermarse y morir. Había que sacar de esos inseguros el mayor rendimiento. Por eso los tenían en los campos desde el primer sol hasta el último; por eso requerían de las fincas una cosecha anual de algodón o tabaco o azúcar. La tierra, fatigada y manoseada por esa cultura impaciente, quedaba en pocos años exhausta: el desierto confuso y embarrado se metía en las plantaciones. En las chacras abandonadas, en los suburbios, en los cañaverales apretados y en los lodazales abyectos, vivían los poor whites, la canalla blanca. Eran pescadores, vagos cazadores, cuatreros. De los negros solían mendigar pedazos de comida robada y mantenían en su postración un orgullo: el de la sangre sin un tizne, sin mezcla. [...]


Historia Universal de la Infamia.

Jorge Luis Borges


Ilustración. El vuelo de la libélula, antes que el Sol, Joan Miró, 1968

lunes, 14 de diciembre de 2020

nubes

 


No habrá una sola cosa que no sea
una nube. Lo son las catedrales
de vasta piedra y bíblicos cristales
que el tiempo allanará. Lo es la Odisea,
que cambia como el mar. Algo hay distinto
cada vez que la abrimos. El reflejo
de tu cara ya es otro en el espejo
y el día es un dudoso laberinto.
Somos los que se van. La numerosa
nube que se deshace en el poniente
es nuestra imagen. Incesantemente
la rosa se convierte en otra rosa.
Eres nube, eres mar, eres olvido.
Eres también aquello que has perdido.



Por el aire andan plácidas montañas
o cordilleras trágicas de sombra
que oscurecen el día. Se las nombra
nubes. Las formas suelen ser extrañas.
Shakespeare observó una. Parecía
un dragón. Esa nube de una tarde
en su palabra resplandece y arde
y la seguimos viendo todavía.
¿Qué son las nubes? ¿Una arquitectura
del azar? Quizá Dios las necesita
para la ejecución de Su infinita
obra y son hilos de la trama oscura.
Quizá la nube sea no menos vana
que el hombre que la mira en la mañana. 


Jorge Luis Borges 


Imagen: Boston, Mark Rothko



lunes, 7 de diciembre de 2020

Marlene Young Nungurrayi


Imagen: Women´s CeremonyMarlene Young Nungurrayi 1970, Central&Wenster Desert, tribu Pintupi. Australia

La técnica que utiliza en su obra esta artista, es la reconocida técnica aborigen, realizada con pequeños puntos, que incluye el uso de colores tradicionales para los aborígenes, tales como el amarillo que representa el sol y la luz, el marrón y rojo, la arena del desierto australiano, y los blancos y azules que representan las nubes y el cielo. La pintura de puntos se realiza sobre cualquier tipo de soporte, cortezas de árboles, esteras vegetales, etc

El arte aborigen tradicional casi siempre tiene un trasfondo mitológico, la narración de historias y las representaciones totémicas ocupan un lugar importante vinculado al tiempo del sueño, es difícil encontrar arte aborigen que no tenga un significado espiritual, materializado en enigmáticos trazos que representan sueños, canciones y leyendas. Así mismo la forma femenina, sobre todo la matriz, ocupa un lugar destacado en sus pinturas.