
En la literatura clásica, Medusa la Gorgona de cabellos de serpientes, fué originariamente una hermosa sacerdotisa del Templo de Atenea, violada por Poseidón el Señor del Mar. A consecuencia de este hecho, fué castigada por la diosa que transformó su hermosa cabellera en un nido de serpientes y su bello rostro en una máscara con un poder terrible en la mirada que convertía a cualquier ser viviente que la mirara a los ojos en estatua de piedra.
Murió finalmente a manos del héroe griego Perseo que la engañó, mostrandole su propio rostro reflejado en su brillante escudo.
Caravaggio nos muestra el preciso momento en que Medusa se ve a sí misma y con un grito de terror, presiente su destino fatal. La cabeza segada sobresale y proyecta sombras , la sangre cae como pequeñas estalactitas sobre la superficie del escudo.
Aunque el escudo es convexo, Caravaggio crea la ilusión de una superficie cóncava y dirige con fuerza la imagen hacia el espectador, de manera que la Gorgona parece mirarnos con odio y desprecio, hasta puede sentirse su horror y el poder de su hipnosis.
Gian Battista Murtola quizá poco despues de contemplar el cuadro escribió:
¿Es esta Medusa, la de cabellos venenosos
con miles de sierpes?
Así es; ¿no ves acaso como mueve los ojos, como
los pone en blanco?
Huye, huye de su cólera, de su desdén,
pues si te alcanza su mirada,
te convertirá en piedra también.
Fotografía: Medusa, obra de Caravaggio